Una herramienta para buscar la historia de tu pueblo
Por Javier Pérez , 30 julio, 2014
Portada del Madoz original
Como estamos en verano y ya he escrito demasiados artículos serios, y hasta trágicos, me apetece hoy hablar de algo más amable: un proyecto cultural de gran envergadura. O al menos, de gran volumen. Cuando a un grupo de chiflados se nos ocurrió poner a disposición de todos el viejo diccionario Madoz colgándolo en internet, pensamos que se trataba de un simple proyecto cultural, sin más pretensión que recuperar esa monumental obra, en la que se describen con pelos y señales todas las localidades de España, independientemente de su tamaño, y con mención incluso a ciudades desaparecidas, caseríos, alquerías y caserones solitarios.
Supongo que la mayoría ya habéis oído hablar del Madoz, pero no se puede uno imaginar lo que es semejante monstruo hasta que no se estudia de cerca: detalle de los vientos que soplan en cada pueblo, de las enfermedades más comunes,d e la calidad de las fuentes y las aguas, los recursos económicos que hay cerca, lo que produce la tierra y a menudo hasta el estado de los caminos y el origen de la distribución del correo. En algunas entradas aparecen incluso largas reseñas históricas sobre la historia de la localidad o quién paga al cura y al maestro. Todo, eso sí, de 1845. Por lo tanto, en principio, se trataba de una verdadera joya para los curiosos, los estudiosos locales y todos los aficionados a la historia en general.
Luego, con el paso del tiempo, hemos descubierto que al proyecto no sólo entran curiosos que quieren saber de la historia de su pueblo sino, y a veces mayoritariamente, gente que utiliza este recurso para algo tan práctico y tan actual como localizar la parroquia donde puede estar archivada la partida de bautismo de algún antepasado, algo fundamental para poder solicitar la nacionalidad española o regresar a España después de varias generaciones.
Al final, lo que parecía una curiosidad con olor a rancio, ha resultado ser la última oportunidad de averiguar dónde pueden estar esos papeles de los que nadie ha conseguido dar noticias, porque enlazar los datos del pasado (lo que recordamos del bisabuelo o lo que decía una carta suya) con los del presente no es cosa simple.
Curioso, ¿verdad? La historia tiene estas cosas. Y de ella depende que alguien pueda conseguir un visado, o incluso la nacionalidad española, pues la Iglesia es, en muchos casos, el último archivo disponible para localizar según qué documentos.
Por cierto: si alguien quiere buscar su pueblo, el diccionario está en www.diccionariomadoz.org
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