Veloces y humanos
Por Fermín Caballero Bojart , 16 julio, 2014
Tony Gallopin y su novia, la ciclista Marion Rousse, en la llegada de Mulhouse (etapa 9). FOTO:ASO/G.Demouveaux.
Por supuesto que las bicicletas se rompen a 80, 90 y 100 km/h. Y los huesos. Sean de la marca que sean, da igual a quién pertenezcan o de que material estén hechos. Brutal fue la caída de Pedro Horrillo en el Culmine de San Pietro. Y pecatta minuta lo de Alberto comparado con lo del armero aquel 16 de mayo en el Giro del 2009. La afición no siempre tiene razón. Espero que Contador no dispute la Vuelta por intereses meramente comerciales y pelee de verdad por el mundial, a finales de septiembre en Ponferrada o por una carrera tan carismática como el Giro de Lombardía (5 octubre).
El Tour continúa, menos mal, con muchos alicientes. El que tenga oídos que vea y el que tenga ojos que escuche: Nibali va a tener complicado ganar el Tour. Calor, Pirineos, contrarreloj (Valverde), juventud y franceses se lo van a poner complicado. Astana lleva buen equipo, y desde ahora parten como enemigos número uno a vigilar y batir. Sobre todo en una etapa como la de hoy en la que 4 côtes, con nombres de diosas despistadas, se acumulaban en los 35 kms previos al vertiginoso descenso final de Echallon que llevó a Gallopin, combativo y triunfante, hasta la meta de Oyonnax.
Partían los ciclistas de Besançon, bien agarrados al manillar, aún con los chillidos metálicos de los frenos entre ceja y ceja. Con las zapatillas bien caladas, como hombres que lloran por un motivo. Y sin tiempo para despedidas se lanzaban a la busca del destino en el quilómetro dos de carrera, como queriendo pasar la página de descanso lo antes posible. Seguido, este amago de fuga, por escaramuzas insulsas (Sagan mostraba ganas, Chavanel se dejaba ver) donde los corredores parecían pellizcarse y sentirse alegres por estar aún en carrera, hasta que el campeón de Suiza (km 28) despertó a todos con una escapada decente. Fuga a seis ruedas tras unirse al suizo Elmiger (IAM) Lemoine (Cofidis) y Delaplace (Bretagne). A las dos de la tarde circulaban con 6 minutos y medio de ventaja. Sol y 25ºC en las boscosas sombras del Jura. Temperatura que irá en aumento a medida que viajen hacia el sur y las calurosas etapas pirenaicas pongan a prueba al Tiburón amarillo. Que hoy mantuvo el liderato, perseguido de cerca en la general por el Bala. Valverde siente piernas y cuerda para el fin de semana, más allá es preferible no augurar; ya que tras la “decapitación” surgen “escenarios menos previsibles” (Philippe Bouvet/L´Équipe).
El abandono de Cancellara dejó el pelotón en 179 unidades. Los excelentes relevos de los hombres de Cannondale rebajaron el tiempo de los fugados. Sagan se preparaba para un nuevo intento, también podía ser el día de Gerrans. Y en las primeras rampas se queda uno de los tres fugados (Delaplace) y llega el momento Talansky. ¿Qué hago yo aquí? Si hubiera premio al mimetismo deportivo los ciclistas serían candidatos anuales al galardón. La inmediata reacción tras una fuerte caída lleva a un ciclista por inercia, totalmente desorientado, a buscar su bicicleta con la obsesión de volver a la carretera. La adrenalina aún mitiga el dolor. Cuando los jueces de carrera valoran méritos y un corredor (Tiago Machado cayó en el mismo descenso que Contador) que llega fuera de control merece la readmisión es un gesto misericordioso. El Tour, ese monstruoso dios, devora almas. Como la del solitario Andrew Talansky, desolado contra su propia tumba en un mojón del Jura. Ser o no ser. “¡Haz lo que estimes conveniente!” le vino a aconsejar su director de carrera. El ciclismo es gloria, por fortuna, gloria dolorosa y paupérrima. Pero sí que existe premio a la combatividad y ninguno de los dos, ni el portugués ni el norteamericano se lo llevaron. La panache es otra cosa y los jueces lo saben.
Con el suizo Elmiger en solitaria cabeza de carrera, el pelotón, sobre todo Sagan, aumentó el ritmo en las ascensiones. Y, en ese baile de bicicletas, Roche (Saxo-Tinkoff) saltó a por el campeón suizo, y con él Bakelants (Omega Pharma-QS). Con los descensos las distancias no se alargaban y Herrada y Gauthier se unían a la cabeza de carrera en Désertin. Y en el último ascenso de la jornada (Échallon) Roche demarraba con fuerza. Coronaba en solitario y a 16 km de meta una zigzagueante y estirada serpiente multicolor engullía al irlandés. Las máquinas se inclinaban en las curvas, enfilaban las rectas a tumba abierta, giros y destellos de sol y sombra. Nadie más que nadie. Pero Gallopin, que de casta le viene al galgo, se había separado lo justo, por técnica y por escuela. Y Sagan se vio fuerte junto al filtro que la alta velocidad había generado. Y de nuevo una fuga, a ocho bielas, a falta de 4 kms para meta: Gallopin, Sagan, Rogers y Kwiatkowski. No había tiempo para mirar atrás. Los cuatro conocen a Peter, es mejor sprinter. Y Tony dio la sorpresa. Huyó porque en menos de dos kms la anaconda se tragó a todos, menos al príncipe del Lotto, cuyo masajista (que no es la flor que le esperaba, rubia y sonriente, el día que se enfundó el amarillo) le recibió con un abrazo por haber conseguido su primera etapa en el Tour de los recogidos.
Todos conformes con la lucha. También Talansky. Y a la espera de los 185 kms que les llevarán a Saint-Étienne, los aficionados siguen haciendo cábalas sobre los mimetismos, las fugas y los triunfos. Sin querer, por mucho que pese, echar de menos a nadie.
Clasificación general tras la 11ª etapa:
1. NIBALI Vincenzo 46h 59′ 23”
2. PORTE Richie+ 02′ 23”
3. VALVERDE Alejandro+ 02′ 47”
4. BARDET Romain+ 03′ 01”
5. GALLOPIN Tony+ 03′ 12”
6. PINOT Thibaut+ 03′ 47”
7. VAN GARDEREN Tejay+ 03′ 56”
8. PÉRAUD Jean-Christophe+ 03′ 57”
9. MOLLEMA Bauke+ 04′ 08”
10. VAN DEN BROECK Jurgen+ 04′ 18”
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