Voces para un tímpano muerto, de Miguel Ángel Zapata

Los relatos mínimos de Miguel Ángel Zapata, compendiados en el libro “Voces para un tímpano muerto” (Talentura, Madrid octubre 2016), merecen ser leídos y comentados, en mi opinión, al menos por los siguientes motivos:

1- La maestría con que están escritos. Es ya un tópico, pero no por ello es menos cierto, decir que se puede escribir medianamente una novela pero no un relato. Y aquí se cumple esta exigencia mínima del género de la narración breve: el dominio de los recursos expresivos. Aunque quien escribe esto ha disfrutado más con unos textos que con otros, en este punto de la forma ha disfrutado con todos por igual.

2- La coherencia del conjunto. Este aspecto del libro es menos evidente que el anterior, pero se cumple también, y es algo meritorio. El conjunto de textos deja, al menos en quien escribe esto, un extraño sabor de orden y de caos. Me explico: el caos surge muchas veces del asunto tratado (no confundir con lo fantástico, donde aparece siempre un orden impecable). Los descuartizamientos, la destrucción, las fuerzas incontroladas e imprevisibles, las catástrofes. Pero al mismo tiempo, incluso en este plano, asoma el orden, el cosmos. Porque no es lo mismo un pedazo de carne o de materia informe, que unos ojos, unas manos, una cabeza o un sexo. Estos últimos justifican a su modo los anteriores niveles más primitivos, de angustia, como un mundo de orden y armonía perfectamente cumplido. A esto se suma el dominio del lenguaje, que es también un cosmos, y que recorre por igual toda la obra.

En suma: un libro muy recomendable, y exquisitamente editado (con ilustraciones sugerentes, acertadas, perfectamente  integradas en la atmósfera de los textos), por la editorial madrileña: Talentura.