“… yo no hice el viaje, el viaje me hizo a mí”
Por Redacción , 22 enero, 2014
Como sugería Javier Reverte en la canción que escribió para el madrileño grupo de música fusión, El Combo Linga, un viaje no es algo que hagamos, sino más bien algo que nos hace.
Por mucho que viajemos para conocer sitios exóticos y remotos, visitar monumentos, empaparnos de culturas milenarias, deleitarnos con gastronomías diversas, bañarnos en aguas de mares remotos o conocer alguna maravilla de la naturaleza, al final lo que queda de un viaje no es lo que sale en las fotografías, sino lo que queda archivado en el disco duro del ADN humano.
Y así, viaje tras viaje, vamos descubriendo quienes somos realmente, de donde venimos, hacia donde vamos y adonde pertenecemos… Cada destino pasa a ser una pequeña parte de nosotros, dando forma al puzle de experiencias que finalmente seremos cada uno.
Muchos viajan por placer, otros por trabajo, unos viajan en busca de algo o de sí mismos, algunos huyendo de algo,… Sea como fuere que cada uno decidamos viajar, o no viajar, la verdadera aventura del viaje no se graba en una cámara de vídeo, sino en los poros de nuestra piel, donde permanecerá para siempre, cual cráteres lunares de volcanes extintos, imperceptibles a simple vista pero muy visibles si observamos con la lupa de la experiencia.
Desde aquí os animamos a emprender un viaje cotidiano que comienza hoy y que esperemos pase a formar parte de vuestro puzle particular durante muchos viajes… ¡Dejemos de hacer viajes y permitamos que los viajes nos hagan a nosotros!
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