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El papel de Errejón

Por José Luis Muñoz , 9 diciembre, 2014

Hoy, en Al Rojo Vivo de la Sexta, Íñigo Errejón, en su doble papel de político y tertuliano, ha dado explicaciones exhaustivas sobre el famoso asunto de su contrato con la universidad de Málaga: un error administrativo por su parte, no presentar un documento pidiendo permiso para compatibilizar sus funciones como dirigente político con el trabajo que tenía que hacer para la universidad. Un documento que no entregó a su debido tiempo, pero sí que ha ido entregando, puntualmente según él, el trabajo contratado. Una póliza. Un sello. Una minucia realmente con la que se ha pretendido montar un escándalo de dimensiones siderales con el mensaje torticero de que el partido regeneracionista de la clase política española es como los otros.

Durante días la caverna mediática y el bipartidismo decadente han intentado avivar el fuego de una simple chispa para que incendie al partido Podemos, que, de ser una anécdota, una excentricidad política, se está convirtiendo en una verdadera opción al sistema de alternancia política de nuestro país, y hemos visto, y oído, a políticos como al propio Pedro Sánchez, o a la presidenta de la Junta de Andalucía, hacer sangre de un asunto que no tiene la menor trascendencia.

El montaje, el exabrupto lanzando contra Podemos, las barbaridades que ha dicho algún que otro periodista como Alfonso Rojo, equiparando el papel de Errejón con el fraude fiscal de Pujol, el latrocinio de Bárcenas, el asunto Urdangarín, se les vuelve ahora en contra con las detalladas explicaciones de Íñigo Errejón. Cabe preguntarse, si eso es así como afirma el dirigente de Podemos, si está justificado que la Universidad de Málaga suspenda al político de empleo y sueldo.

Podemos 1, Casta 0. Atentos a la próxima jugada del largo partido que nos espera hasta las elecciones generales. Podemos seguirá metiendo goles en la medida que mantenga su transparencia, pero sabe que no tiene un cheque en blanco y que va a tener sobre sus integrantes la lupa vigilante de la ciudadanía, más rigurosa que la que se ponga encima de sus contrincantes políticos.