Del loco al genio sólo media el éxito… de Juan Losada
Por María J. Pérez , 28 abril, 2014
No sé si me sobran o me faltan las palabras para expresar lo que por más que analizo no deja de sorprenderme y, por ser un poco más expresiva, me quedo boquiabierta.
Encumbrar a quien no lo consigue no es justo ni siquiera ético, y así hay que sincerarse muchas veces y proclamar a los cuatro vientos que lo que no vale, no vale.
Y es aquí donde empiezo el discurso ante lo que presencié el sábado en mi querido Auditorio Nacional de Música de Madrid, donde los conciertos tienen una calidad que podríamos encuadrar en la excelencia dentro del gran espectro programa cultural que presenta la capital.
El protagonista del espectáculo, Juan Losada, al parecer cantante, estrenaba el sábado su gira con una función en el auditorio, que repetirá el 10 de mayo, titulado “Esto es otra historia”. Y realmente tiene toda la razón, es otra historia completamente diferente a lo que es un concierto de calidad y con una intencionalidad profesional.
Por lo visto, y mucho le honra si lo hace, Losada donará los beneficios de su actuación a la fundación ANAA, instituida por Alicia Alcocer sobre protección de los animales y a ICEAS, que trata de evitar que los niños dejen de asistir a las escuelas en tiempos de crisis.
Durante el mes de agosto, nuevas galas en las Palmas y en Marbella deleitarán a un público que esperemos sea complaciente con este intérprete cuya andadura artística comenzó con un fiasco al presentarse a Eurovisión con un tema plagiado (le exoneramos de toda culpa como quedó demostrado en el juicio que interpuso contra el productor), por lo que fue instantáneamente eliminado del concurso televisivo.
Por espacio de dos horas, micrófono en mano, el yerno de Esther Koplowitz se subía al escenario junto a cuatro ninfas de gasas blancas que se entremezclaban entre los músicos, se escondían bajo el piano, se alejaban hacia la platea para tomar un protagonismo vergonzante o, si mal no recuerdo, se encaramaban pétreas cual esfinges a cualquier promontorio del espacio escénico.
Y entre este idílico entorno, Juan Losada canturreó una serie de canciones que han marcado la historia de la música de una manera u otra. Frank Sinatra, Simon y Garfunkel, Julio Iglesias, Luis Eduardo Aute, Luis Miguel y un largo etcétera en una antología defenestrada al compás de un timbre de voz que se perdía en los confines de la sala o dejaba a la orquesta sin palabras, mejor dicho, sin notas, para continuar la melodía con un “Ne me quitte pas” de Jacques Brel inacabado.
Si su deseo no es otro que transmitir al público lo que siente a través de su música creo que sus pretensiones son muy elevadas. Y es que el artista argumenta que las representaciones que ha diseñado para este año están cuidadas al máximo, con una exquisita puesta en escena y un repertorio elegido y pensado para cada ocasión. “Tenemos que hacer vivir una experiencia en cada concierto” declara muy explícito Losada.
Lo único que se salvó de la interpretación, sin lugar a dudas, fue el magnífico equipo artístico de H. Creus Swing Orquesta, formado por cuarenta extraordinarios músicos.
Por lo demás, un tremendo descalabro y un desprestigio para un auditorio tan emblemático y de tanta categoría como nos tiene acostumbrados.
Pero aún así, el cantante pone todo su ímpetu y persevera: “El único fracaso sería no haberlo intentado, porque del loco al genio sólo media el éxito”.
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