Diez tópicos proabortistas
Por Jesús Cotta , 14 marzo, 2014
He aquí, en cursiva, los diez tópicos proabortistas más cansinos. Intentaré refutarlos para sobrevivir a su alud.
1. «El feto no es un ser vivo».
Entonces, ¿hay que suponer que un ser muerto? Otra variante es: «El feto no es un ser humano». Entonces, ¿qué es: un ser canino? ¿Acaso un ser gatuno? Digan lo que digan, es un ser humano. Lo que se discute es si lo consideramos persona o no y eso nos lleva a otra variante del tópico: «Está científicamente demostrado que el feto no es persona», donde se olvida que la categoría de persona es moral, no científica. Era la moral de los romanos, y no una supuesta ciencia, la que, para poder tenerlos sin remordimientos, no consideraba personas a los esclavos, igual que hacen los proabortistas con el nasciturus, Distinguir entre ser humano y persona nunca se hace con buena intención.
2. «Nadie puede imponer sus creencias religiosas a los demás»
Defender al nasciturus es una cuestión moral antes que religiosa. Norberto Bobbio, jurista y filósofo, se avergonzaba de que fuesen tan pocos los, como él, ateos que defendieran al más débil, id est, el nasciturus. La defensa del débil es, además de una enseñanza cristiana, un principio moral universal que comparten muchas personas, creyentes o no. Si esa defensa empieza a sonar hoy reaccionaria, no es porque solo la sostengan los creyentes, sino porque se ha producido una alarmante aceptación social del aborto,tan extendida como lo estuvo en otras épocas la esclavitud.
3. «Solo la mujer puede decidir sobre su propio cuerpo».
En efecto, pero es que el nasciturus no forma parte del cuerpo de la mujer. De hecho no tiene su mismo código genético y el cuerpo de la madre incluso lo percibe como algo extraño. Si fuera parte de su cuerpo, habría que concluir que las no embarazadas están incompletas. Más bien hay que decir que el nasciturus está en el cuerpo de la mujer, que no es lo mismo que decir que es de la mujer. Si en mi finca hay enterrado un busto de Nefertiti, ¿eso me da derecho a romperlo con un martillo? ¿No habría que proteger las obras de arte de la ignorancia de sus supuestos propietarios?
4. «Ningún político puede obligarme a tener un niño».
La ley se limita a proteger a los niños de la muerte, igual que impide que matemos al perro cuando nos empieza a sobrar. ¿Y no es el nasciturus más que un perro? Por lo demás, si existe la posibilidad de dar en adopción el perro que ya no queremos, ¿por qué el Estado pone tantas trabas a la madre que, nada más darlo a luz, prefiera dar su niño en adopción a criarlo, teniendo en cuenta la enorme cantidad de parejas que en España desean adoptar?
5. «Es una crueldad traer al mundo a un niño con deformidades».
Lo que es una crueldad, y además eugenesia, es no dejarlo nacer por su enfermedad, por el síndrome de Down o por cualquier otra razón. Si a mí me dijeran «¿Qué prefieres no nacer o nacer sin piernas?», yo elegiría nacer sin piernas, para ver si la vida aun así me gusta. Eso es preferible a la nada. Si la vida en esas condiciones me acaba disgustando, ya me suicidaré, pero, por favor, que nadie decida por otro ni por nadie qué vida merece la pena ser vivida. Con Hitler ya tuvimos bastante.
6. «Yo jamás abortaría, pero quiero vivir en un país donde la mujer pueda abortar sin dar explicaciones».
¿En qué quedamos: el nasciturus tiene algún valor objetivo o no? Si lo tiene, ¿por qué defiende usted que se le pueda matar? Y si no lo tiene, ¿por qué afirma que usted jamás lo mataría?
7. «Hijo no deseado»
El valor del nasciturus no depende de si es deseado o no. Tiene una dignidad, como todo lo humano. ¡Si la tiene en España hasta un árbol y por eso es delito cortarlo! ¿No la va a tener el no nacido? Si nos horroriza a todos tanto una agresión a una mujer embarazada, ¿no será porque el hijo que lleva en su vientre tiene un valor objetivo que no depende de que sea o no deseado? Un árbol, una flor, una estrella, un feto no tiene menos valor por ser no deseado.
8. «Si se prohíbe el aborto, solo podrán abortar los ricos»
Reduciendo ese argumento al absurdo, podríamos decir que, para no discriminar al pobre, no habría que prohibir nada, porque cualquier cosa que se prohíba la podrán hacer los ricos gracias a su dinero.
9. «Nosotras parimos; nosotras decidimos»
El nasciturus no es propiedad de nadie, ni de los que lo han engendrado ni de quien lo va a dar a luz. Parir no da derechos especiales a nadie. Además, matar un feto no es derecho ninguno. Los derechos consisten en conservar algo hermoso, no en destruirlo.
10. «Los abortistas son intolerantes, radicales y fanáticos»
Defender al débil no es intolerante, sino progresista. Y radicales no son quienes defienden al no nacido, ni siquiera las mujeres que abortan casi siempre coaccionadas por la presión social, la pobreza y el hombre que las dejó embarazadas, sino quienes pretenden convertir en un derecho inalienable la matanza de fetos.
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