Educar en tiempos revueltos
Por Clara Cordero , 11 junio, 2014
«Roles» By Clara Cordero
Vivimos momentos difíciles en el aprendizaje.
Por un lado, la importancia de los roles en la escuela se va perdiendo. Ni que decir tiene que desde los primeros años resulta fundamental el juego simbólico a través de estos roles. Los niños experimentan y se ponen en la piel de cocineros, superhéroes, peluqueras, maquinistas…y un sinfín de personajes que les ayudan a recrear otra vida posible y con ello a aprender de ellos mismos. Para ello en las aulas encontramos cocinitas, casitas, disfraces que suelen distribuirse en rincones para que todos los días tengan su ratito de autoaprendizaje a través del juego. Algo que permanece sólo en la etapa de infantil y que se pierde al llegar a primaria, quizá un momento donde se hace cada vez más relevante este tipo de asociaciones. Lo comentábamos en semanas anteriores, la importancia de adquirir autonomía en un proyecto educativo a través de la asunción de un papel (recordemos el caso LOVA, donde cada alumno se convertía en un director, músico, creador de escenarios…).
Pero, a cambio, aparecen otros roles diferentes. Me refiero a aquellos que registran al niño, lo catalogan y clasifican según una especie determinada, principalmente en el campo neurológico. Encontramos que proliferan los niños con TDHA, o solo DA, con problemas de integración sensorial o inmadurez y todo ello está llevando a que las escuelas comiencen a tener más asistencia terapéutica que incluso docentes ordinarios.
Considero necesario e imprescindible llevar todo esto a reflexión. Encuentras aquellos que dicen que ahora se diagnostican casos que en realidad no son, madres desesperanzadas que intentan encontrar otra solución a los problemas de conducta que plantean sus hijos, otros, que por el contrario, al primer signo de alarma, ya sea una pequeña desobediencia, se les pone el san benito de esto y lo otro y corriendo al especialista a medicarle.
Creo que todo esto está llegando a límites insospechados. Obviamente hay trastornos que existen, pero creo que últimamente se registran más de los que realmente hay. Mucha culpa de ello es la falta de disciplina actual. La relajación de los padres, el todo vale, el colegueo. Se ha llegado a un punto en que el diálogo se ha convertido en la clave para educar. Sin menospreciar la importancia del mismo, creo que se han perdido las formas. Sinceramente ¿alguien cree que a un niño hiperactivo o con problemas de conducta de algún tipo, de 3 años, le va a funcionar el hecho de dialogar? He visto muchos niños así, y en general, y partiendo de que no te prestan atención, veo difícil si no imposible llegar a ellos a través de este modo. Tampoco estoy de acuerdo en que se inflen a pastillas, que probablemente en un futuro les jueguen una mala pasada.
Me ha gustado una nueva acepción que se está utilizando de manera innovadora en el campo educativo: NEP (Necesidades Educativas Personales). Debemos tener claro que todos, y digo todos, somos diferentes y únicos. Cada uno acarreamos nuestras propias características, llámales falta de atención o simplemente despiste y un largo etcétera por cada uno de los rasgos que podemos llegar a tener los seres humanos. Por ello, cada uno debemos ser tratados de manera diferente. Cada niño tendrá su técnica de aprendizaje. Quizá tenga falta de atención pero destacará en otra cosa. Creo que a cada uno hay que educarle según sus habilidades y nunca, nunca, clasificarle aquí o allá.
Dicho esto, abogo por una reflexión profunda en como los padres educan a sus hijos. Y aquí nos incluimos todos. Se está perdiendo el respeto (estamos llegando a pasear por la calle y que ni siquiera se percaten de que pasas y te empujen porque van totalmente a lo suyo, da igual si se han cruzado con una anciana, un niño pequeño o un compañero), la autoridad (ahora estamos todos dentro del mismo saco, y llegamos a ver niños que patalean a sus padres) y la responsabilidad (¿cuántos niños ahora llegan a casa y directamente cogen las consolas, obviando los deberes?).
No creo ser la única que todo esto le resulta un tanto preocupante y más viendo como se van desencadenando las cosas.
Pongamos freno a tanta parafernalia educativa y simplifiquemos. La educación comienza y está en casa, la escuela es un apoyo.
Si los padres no educan ¿qué va a ser de esta sociedad?
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