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El sector turístico en España registró casi ocho millones de visitantes en el último tramo del tercer trimestre

Por Redacción , 28 noviembre, 2022

Turespaña.

Al borde de la recuperación. Así se encuentra el sector turístico después del repunte que ha supuesto la temporada de verano. Según los datos que acaba de ofrecer el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el mes de septiembre llegaron a España 7,8 millones de turistas provenientes del extranjero. Se trata de una cifra que supone una subida de sesenta y seis puntos porcentuales con respecto al mismo periodo del pasado año y que con ello deja al país a sólo un doce por ciento de lo que se registró en el noveno mes de 2019, justo antes de la pandemia.

Este movimiento de viajeros ha permitido cosechar hasta septiembre en este 2022 un flujo de gasto que asciende a los sesenta y ocho mil millones de euros, unos números que, aunque duplican los de la última temporada, no han llegado a los setenta y tres mil millones que se dieron en el cierre del tercer trimestre de hace tres años. Eso sí, la tendencia, lejos de estancarse, sigue creciendo poco a poco de manera interanual, y es que si se comparan los datos con los de 2021 puede observarse un incremento económico del ochenta y tres por ciento.

Posibles orígenes

La inflación se ha convertido en uno de los principales motivos que explica esta gran diferencia de resultados. El aumento generalizado de los precios, que al término del verano se situaba por encima del ocho por ciento, engordó las cifras resultantes del gasto medio turístico. A esto hay que sumar el hecho de que el consumo también creciera en un diez por ciento de un año para otro, llegando a los mil cien euros de media por viajero, con un desembolso diario de aproximadamente unos ciento setenta euros.

Otra de las causas que motivaron este contexto de prosperidad fue la apuesta por la tecnología que en los dos últimos años asumieron los principales turoperadores para reforzar sus portales web frente a la amenaza de los hackers. La mejora de la ciberseguridad se convirtió pronto en un factor efectivo orientado a despertar una mayor cuota de confianza entre la clientela online. Para ello, se siguió el modelo de protección implementado por las grandes referencias en este campo, como son las entidades bancarias y las plataformas de juegos de azar.

En el primero de los casos, los bancos de nueva generación se vienen caracterizando por hacer uso de las herramientas de encriptación de datos personales más avanzadas que existen. Su propósito no es otro que el de impedir que los números de cuenta, los nombres o las contraseñas de los usuarios queden a la vista de terceras personas. El software empleado para esta tarea es el conocido como certificado TLS (Transport layer security), cuya misión pasa por ocultar toda la información sensible que viaja desde la web hasta el servidor.

Con los espacios que se dedican al juego en internet ocurre algo parecido, aunque estos invierten especialmente en mecanismos que ayudan a frenar delitos de suplantación de perfiles. No en vano, el casino nuevo que predomina en la industria es el dota a sus salas virtuales con recursos como el denominado sistema KYC (Know your customer), un protocolo de verificación de identidad que se encarga de confirmar que el jugador que intenta acceder a su cuenta es en efecto quien dice ser. El proceso es tan sencillo como útil: el sistema solicita al usuario toda la documentación digital pertinente y la coteja con la que ya existe en su base de datos.

Proyección con matices

La proyección alcista que vive actualmente el sector turístico no se asemeja a lo registrado en los comienzos de esta última temporada estival, cuando la llegada de turistas fue un quince por ciento más baja que en junio de 2019. Tampoco acompañó el gasto medio, que de igual modo descendió un siete por ciento en un arranque viciado por la incertidumbre. El escenario fue recomponiéndose con el paso de las semanas, y ya en el mes de julio se rebasaron los nueve millones de turistas, situándose así a sólo ocho puntos de los índices prepandémicos. El ritmo se mantuvo hasta el remate de la campaña estival.

Teniendo en cuenta que las restricciones y el confinamiento derivados de la pandemia ahogaron las expectativas en los cursos 2020 y 2021, el punto de referencia que maneja el sector para evaluar su rendimiento es el año 2019. En función de esa fecha, el INE, más allá del volumen de habitaciones vendidas, también apunta a otros indicadores para medir el estado en el que se encuentra el sector, como por ejemplo la estancia media. Los datos concluyen que esta se redujo en 0,8 días durante septiembre, llegando a un total de siete días de alojamiento acumulados por cada turista.

En cuanto a los motivos que llevan a los viajeros internacionales a poner rumbo a España, siguen destacando sobre todo el ocio y las vacaciones. De hecho, en este noveno mes del año llegaron casi siete millones de personas motivadas por este par de constantes, ya míticas en el atractivo que despierta el territorio nacional. Por su parte, los negocios constituyen la segunda razón que más atrae a los turistas, con cifras que tampoco defraudan: más de cuatrocientos ochenta mil visitantes reservaron en suelo español por causas laborales.

Por último, cabe poner el foco en la procedencia de quienes se dejaron ver por aquí en el último tramo del tercer trimestre. Reino Unido, Alemania y Francia ocupan en este sentido el podio de los mercados emisores; los tres países sumaron más de cuatro millones de personas y más del cuarenta por ciento del gasto medio acumulado en esa franja de tiempo. Los destinos más demandados -aunque en menor medida que en 2019- fueron Baleares, con casi dos millones de visitantes; Cataluña, con uno y medio; y Andalucía con uno. Las regiones que sí mejoraron sus ratios con respecto a los niveles prepandémicos fueron Cantabria, Castilla-La Mancha y Asturias.