La mitad de las empresas prevé hacer desinversiones hasta 2017
Por José Julián Martín , 17 febrero, 2016
Las empresas continuarán en 2016 vendiendo activos para proteger sus ingresos y participaciones. El 49% de los ejecutivos consultados planea hacer alguna desinversión en los próximos dos años, frente al 20% del estudio anterior publicado hace ahora un año.
Esta es una de las principales conclusiones del Global Corporate Divestment Study, elaborado por EY, en el que se han entrevistado a 900 ejecutivos de empresas y 100 de firmas de private equity a nivel internacional.
Este porcentaje podría ser aún mayor teniendo en cuenta que el 46% de los encuestados reconoce estar abierto a posibles oportunidades, pese a no estar en estos momentos planteándose ninguna desinversión. El aumento previsto de venta de activos también se aprecia en que tan sólo el 5% de los ejecutivos niega hacer desinversiones, frente al 56% de la edición anterior.
La desinversión oportunista, y no como resultado de una planificación estratégica, supone un gran cambio con respecto al año pasado, cuando se estimaba que estas operaciones representarían tan sólo el 24% del total. De hecho, el 31% de los encuestados reconoce que la oportunidad de vender un activo en un momento determinado fue el factor más importante que desencadenó su última gran desinversión. A éste le siguen otros como la débil posición competitiva en el mercado y que la desinversión no formara parte del negocio core de la compañía.
No obstante, el informe también recoge que se espera que aumente en los próximos doce meses el número de firmas que vendan activos estratégicos. Así lo cree el 60% de los ejecutivos consultados, mientras que el 37% prevé que no haya cambios y el 3% restante ve posible un descenso de los mismos.
“Una buena desinversión es aquella que consigue mejorar los múltiplos de valoración del negocio de la compañía post desinversión, logra un precio de venta por encima de las expectativas y se realiza en el tiempo previsto”, explica Rafael Roldán, Socio Director del Área de Transacciones de EY.
En este caso, los resultados de la encuesta muestran que más de un tercio de las compañías lograron batir expectativas en su última desinversión y que el 55% se situó en línea con lo esperado. A esto se suma, además, que el 84% piensa que su desinversión crea valor en el negocio post desinversión a largo plazo.
Financiar crecimiento, principalmente orgánico
El 70% de los fondos generados con las desinversiones se emplea para financiar crecimiento. Sin embargo, a diferencia del año pasado, las compañías están ahora más focalizadas en invertir en crecimiento orgánico y menos en realizar adquisiciones. El porcentaje destinado a hacer compras se ha reducido del 17% al 11% en el último año.
Según se desprende del estudio, el 39% de los ejecutivos asegura que los fondos conseguidos en su última gran desinversión se destinó a invertir en el negocio principal (core) de la compañía. El 20% afirma que lo emplearon en invertir en nuevos productos, mercados y geografías, el 17% en retribuir a los accionistas y el 13% en rebajar la deuda.
En esta edición ha habido un cambio de tendencia y los ejecutivos han priorizado la creación de valor frente a la celeridad en el proceso de desinversión. Así lo señala el 67% de los ejecutivos, frente a la encuesta anterior en la que las empresas estaban divididas en partes iguales. “Los vendedores saben que cuando hay liquidez en los mercados se genera más competencia y demanda de buenos activos, lo que al final se traduce en precios más altos. Además, aquellas desinversiones en las que se priorizó el valor tuvieron más éxito”, recoge el estudio elaborado por EY.
Las investigaciones realizadas concluyen, además, que aquellos que siguen esforzándose en crear valor en un negocio que quieren desinvertir tienen más posibilidades de recibir un precio más alto de lo esperado (75%) y de experimentar una mejora en la valoración del negocio que se mantiene post desinversión (59%).
La importancia de revisar la cartera
El 56% de los ejecutivos corporativos reconoce que una revisión deficiente de la cartera impidió la consecución de los objetivos marcados en la desinversión. Y el 44% asegura que uno de los retos más importantes es hacer de esta revisión un imperativo estratégico.
El papel del capital riesgo (private equity) es, en este sentido, mucho más activo: su cartera de participadas se mantiene constantemente bajo revisión y realizan un análisis avanzado para evaluar el rendimiento de los activos. Una actuación que les posibilita ser muy conscientes de cuándo y cómo crecer, integrar o salir de un negocio, evitando así tener que hacer liquidaciones.
Un tercio de las firmas de capital riesgo que participaron en este estudio aseguran que revisan la cartera cuando es necesario por cuestiones oportunistas, el 26% lo hace trimestralmente, el 22% dos veces al año y el 19% con carácter anual. Los encuestados corporativos, sin embargo, lo hacen mayoritariamente una vez al año (50%) o dos veces al año (30%).
Los resultados de la encuesta ponen de manifiesto que los principales retos a la hora de lograr una revisión eficiente de la cartera son: el acceso a datos precisos y completos, una mejor comunicación entre el Consejo, los equipos de estrategia y de M&A, la dedicación de unos recursos específicos para llevar a cabo este proceso y convertir esta revisión en una necesidad estratégica.
La importancia de las herramientas de análisis resulta también fundamental. De hecho, el 42% de los ejecutivos afirma que necesita aplicar herramientas más sofisticadas para realizar estos procesos. Dentro de la analítica, los factores más importantes para evaluar el rendimiento son el modelo predictivo (según el 62% de los private equity y el 56% de los ejecutivos corporativos) y el análisis comercial (según el 51% y 50%, respectivamente).
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