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Entrevista con el hombre [hu]eco: Isabel Oliver

Por David Acebes , 4 noviembre, 2015

Isabel Oliver (Valencia, 1951). Poeta, novelista y ensayista. Publica artículos en los periódicos Las provincias, Levante o El Mundo. En el año 2006 fue propuesta para el Premio Francisco Cerecedo. Hondamente comprometida con la protección de los derechos humanos, fundó en 2008 el Movimiento Escritores pro Derechos Humanos, dedicado a impartir conferencias y publicaciones sobre la defensa de los mismos. Es Presidente del Ateneo Blasco Ibáñez y Vicepresidente de Sonoridad Siglo XXI.

ISABEL OLIVER

Isabel Oliver

D.A.- Como fundadora del Movimiento pro Derechos Humanos, tu poesía tiene un marcado carácter social. En 2011 escribiste Los desahuciados, un poema premonitorio que puede leerse en clave actual: «A vosotros, hacedores de andamios inseguros, / codiciadores del poder sin alma…».

I.O.- Ese poema no es más que un reflejo de lo que ya se percibía como irremediable, en cuanto a la avalancha de desahucios se refiere. Entiendo que los poetas debemos comprometer una parte de nuestra producción literaria a ponerla a disposición de los que sufren, convirtiéndonos en voz de quienes no la tienen o no se les escucha. Debemos ser la voz del sector más débil de la sociedad y a ello dedico parte de mi esfuerzo como escritora.

D.A.- Uno de tus poemas más valientes se titula Violación. Como su nombre indica, en este poema narras de una forma lírica una espantosa agresión sexual. De alguna manera que no sabría explicar, Violación parece que cerrara el círculo de la literatura española. Partimos de las jarchas mozárabes para acabar con un nuevo lamento femenino de tono muy distinto…

I.O.- Duele ver en las noticias las terribles agresiones sexuales en la India, Pakistán, los raptos masivos por los yihadistas de niñas para convertirlas en esclavas sexuales, y en los países europeos y latinoamericanos,… Sorprende que, en sociedades que se dicen avanzadas, las violaciones, en todas sus formas ocurran con relativa impunidad de quienes las perpetran. Este poema quiere ser una denuncia que sensibilice la conciencia de todos aquellas personas que no hacen nada para ayudar a una mujer cuando está siendo agredida de cualquier forma.

D.A.- En alguna ocasión, has tratado en profundidad el tema del amor. En Abrázame, por ejemplo, encuentro un verso arrebatador: «¿Quieres que levantemos un imperio?». Es obvio que, tratando el tema del amor, hay que ser valiente…

I.O.- La fuerza del amor es soberbia y vitalizante. Es una locura que redime de toda culpa. Por amor y con amor, el ser humano es capaz de construir lo inimaginable… Incluso el imperio del renacer.

D.A.- También eres una poeta elegiaca. No en balde has dedicado distintos sonetos a grandes poetas que, por desgracia, nos han dejado: Pepe Albi, Mario Benedetti, María Beneyto…

I.O.- A María y Pepe los conocí y tuve una estrecha relación de amistad con ellos. He escrito la biografía de José Albi, que espero salga el próximo año. En cuanto a Benedetti, fue un hito en la cultura uruguaya y sentí la necesidad de rendirle este homenaje cuando falleció.

D.A.- Formalmente, te declaras defensora de la métrica e intitulas muchas de tus composiciones con el sobrenombre de alejandrinos o endecasílabos. Me da a mí que este recurso tiene mucho de reivindicación…

Isabel Oliver, con Francisco Brines y Ricardo Bellveser

Isabel Oliver, con Francisco Brines y Ricardo Bellveser

I.O.- La Poesía es la primera de las bellas artes y se merece todos los respetos. Por el sólo hecho de saber leer y escribir y tener cierta facilidad para volcar algunos sentimientos no podemos decir que lo que escribimos es poesía. La poesía tiene unas reglas que hay que cumplir como todo principio artístico que se precie: Música, Pintura… etc. Incluso la poesía de verso libre tiene sus reglas: entre las más importantes están la abundancia de metáfora y aliteración, el ejemplo lo tienes en el poema Los desahuciados. Me gusta poner debajo de cada poema el metro con que lo he escrito para ayudar al lector a darse cuenta de que detrás de la naturalidad con que fluyen los versos hay un verdadero trabajo arquitectónico de la palabra, y para que sepan que este arte encierra muchas posibilidades ejecutorias y despierte la curiosidad de aprender a descifrarlas para así comprender y valorar más y mejor a la Poesía.

D.A.- Por último, quisiera detenerme en los siguientes versos: «Pude no haber venido, no encriptarme / en este laberinto en que me atrapo… ». Son quizás, de entre los tuyos, tus versos más metafísicos y enigmáticos. ¿Acaso crees en el ser como una mera posibilidad?

I.O.- El ser es una gran posibilidad de sí mismo, es decir, podemos elegir, y esa decisión nos lleva a ser o no ser aquello que nos planteamos como primera posibilidad y hemos de ser conscientes de que desechamos otras muchas posibilidades que nunca sabremos si hubieran sido más acertadas que aquella con la que nos quedamos. Yo creo que en este enigma reside la ambición.


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