España repite puesto en el Índice de Percepción de la Corrupción 2014, el 59
Por José Julián Martín , 3 diciembre, 2014
España ha consolidado en el Índice de Percepción de la Corrupción 2014 el puesto obtenido en 2013 al situarse en el 60 desde el 59 anterior, según los datos presentados esta mañana en Madrid.
El año pasado nuestro país descendió 10 puestos en este indicador (hasta el 40 del ránking global). Este año está en el puesto 37 entre los 175 países analizados, subiendo tres. «En realidad, estas pequeñas subidas y bajadas no expresan un cambio real, sólo pequeñas variaciones debido a los efectos de los decimales en el conjunto», explican los autores.
«En todo caso, puede ser bienvenida la consolidación y pequeña subida, pues viene a demostrar que -en su conjunto- España no tiene corrupción sistémica, como ocurre en un gran número de países, sino múltiples escándalos de corrupcion política en los niveles superiores de los partidos y en los gobiernos locales y autonómicos», concluyen.
«El Índice de Percepción de la Corrupción 2014 pone de manifiesto que, cuando líderes y altos funcionarios abusan de su poder para usar fondos públicos en beneficio propio, el crecimiento económico se ve minado y los esfuerzos por frenar la corrupción quedan frustrados», según José Ugaz, presidente de Transparency International, quien señala, además, que «los países en las posiciones inferiores deben adoptar medidas drásticas contra la corrupción y a favor de su población. Los países en las mejores posiciones del indicador deberían asegurarse de no exportar prácticas corruptas a países en desarrollo».
Estas puntuaciones de 2013 y 2014 suponen la continuación en el cambio de ciclo que se inició a partir de la crisis económica, que hizo que España pasase de puntuaciones de 7,1 a puntuaciones inferiores poco a poco (en torno al 6). Situarse en torno al 6 es algo que ya se puede comprobar en los niveles mostrados por España en los años anteriores, ya que venía mostrando unas puntuaciones relativamente estables: En 2009 obtuvo una puntuación de 6,1 sobre 10, en 2010 también 6,1, en 2011, 6,2 y en 2012, 65 sobre 100. «Sin embargo, es cierto que en estas dos últimas ediciones ha alcanzado las puntuaciones más bajas en los últimos quince años», señalan.
Las razones de este descenso en los dos últimos años son complejos; por una parte, los sistemas de control se han mostrado más eficaces y han venido aflorando numerosos casos de corrupción. Por otra parte, las denuncias de los medios de comunicación y el relevane eco social y atención prestada a los casos ahora aflorados han influido intensamente en el apercepción ciudadana, generando un estado general de indignación. También es cierto que la crisis económica ha incrementado el nivel de exigencia social y, aunque la justicia viene cumpliendo su función con cierta eficacia y nivel de resultados, a pesar de su lentitud, se ha generado desde fines de 2009 un muy alto nivel de alarma social.
Finalmente, aunque el enfriamiento de la economía, especialmente en el sector urbanístico, permite pensar que los casos de corrupción se han reducido en ese ámbito, la lentitud de las sanciones penales, la baja intensidad de las penas en casos de corrupción relevante, la expansión de los escándalos a las instituciones clave del Estado, y la sensación de impunidad explican bien la percepción social negativa que se mantiene en este indicador.
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