FANTE; UN LEGADO DE ESCRITURA, ALCOHOL Y SUPERVIVENCIA
Por Guillermo Martínez , 1 febrero, 2015
Dan Fante (1944, Los Ángeles, California -) fue una improvisación de escritor y de drogadicto con un único vicio, él mismo.
La historia biográfica de Dan Fante no comienza por él, sino por ser el hijo de John Fante, aclamado guionista y escritor frustrado de Hollywood. En el libro que nos atañe encontraremos las mejores pinceladas y esbozos que acabarán consiguiendo un gran retrato deformado y desfigurado que ha conseguido, finalmente, desnudar la escritura, ganar a las drogas y convertir un alma deambulante y bukowskiana en un ser, superviviente y estático.
El legado es definido, según la RAE, como aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial. Pues atendiendo a esta definición, ¿qué nos quiere decir Dan con ese título que él mismo escribe a su novela autobiográfica? ¿Somos todos sus sucesores? Para saberlo debemos conocer mejor la vida de este enigmático, alcohólico y perturbado creador.
Son muchas las excusas que se podrían poner para justificar la irrefrenable vida de Dan Fante y también son muchos los sucesos que acarrearán las consecuencias que pronto veremos. La infancia no fue algo fácil para él, como todas aquellas que crean jóvenes ilusionados (que no ilusos) e idealistas. En ella conoció a un padre que no se encargaba de la alimentación, educación ni salud de sus hijos. Conoció a una madre que siempre estaba a punto de explotar pero nunca lo hacía. Y también conoció a sus hermanos, en concreto a Nick que le hacía la vida imposible. El mismo hermano que abrumado por el alcohol acabó muriendo y siendo eterno en forma de tatuaje en la piel de su hermano Dan. Los años pasaron, a los 20 dejó la escuela y decidió enrolarse en trabajos de mala muerte (o buena vida, como diría yo) en los que conoció la ambición del dinero, la suciedad de las noches de soledad, las drogas, las putas, las mamadas y las corridas; tal y como él mismo escribe en su relato. Pero algunos días también vivía cuando aún quedaba luz. Se dedicó a muchas cosas, estaba en todas y en ninguna, y precisamente no acababa bien en la mayoría. Fue taxista, guardacoches, vendedor ambulante, marinero de cubierta, teleoperador, vendedor a domicilio de aspiradoras y muchas más cosas. Entre esas cosas se encuentra detective privado. Un borracho que no sabe hacer el amor, porque no sabe hacer nada, y mucho menos sabe lo que es el amor, y que se folla todo lo que pilla, y que se bebe todo el líquido que encuentra, y que lo único que se le da bien es no hacer demasiado ruido cuando duerme borracho llega a ser detective privado. Se jugó la vida. Pero si os atrevéis a leer el libro os aseguro que no os sorprenderá. Este hombre, cada paso que da, cada escalón que baja, cada escalón que no consigue subir es jugarse la vida. Un legado de escritura, alcohol y supervivencia me parece el mejor título que describe una historia llena de acertijos y pistas para saber cómo vivir y no morir en el intento. Y Dan vivió, vivió por encima de todos y todo, pero también murió en cada revés que quizá el ¿destino? o la ¿suerte? o el ¿karma? le dio. Fante es un luchador. Fante lucha contra él mismo. Fante ha sido alcohólico más de la mitad de su vida y ha conseguido poder vivir esa pequeña mitad con lo mejor que te puede pasar en la vida. Con un hijo y libros donde dejar constancia de que la historia no debe repetirse. Y llegados a este punto, ¿quién no se ha emborrachado alguna vez?, ¿quién no ha escrito alguna cosa?, ¿quién no se ha considerado un superviviente al terminar el día sano y salvo? Todos somos Dan Fante, de todos es su legado, y su legado a la vez es el nuestro.
Él sobrevivió a la escritura, al alcohol, y lo más bonito de su inconstante e inconsciente eternidad ha sido tener la valentía de apartar los vicios que te quitan la vida para dedicarte exclusivamente a aquellos que te la dan.
Citas del libro:
- “Si alguno de ellos me llamaba alguna vez gordo o estúpido, le partía la cara.”
- Para no enloquecer la mayoría de los días tenía que masturbarme tres veces.”
- “El alcohol fue mi primer amor.”
- “Aquella era una mala idea y no había sido mía.”
- “Mi pacto con Dios siempre se había basado en que pasábamos el uno del otro”.
- “Un hombre tiene que madurar y descubrirse a sí mismo.”
- “Mi motivo para escribir no es hacer que cambies, sino hacerte saber que puedes cambiar.”
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