Implosión en el PP
Por José Luis Muñoz , 25 abril, 2017
Al partido en el gobierno se le multiplican los problemas judiciales en una semana vertiginosa en la que ha entrado en prisión, acusado de gravísimos delitos económicos contra los bienes públicos (contra la ciudadanía a la que los políticos se deben) la rana Alfa del charco de Esperanza Aguirre, Ignacio González, en el punto de mira de la justicia desde hace mucho tiempo, para que haga compañía a su amigo Francisco Granados.
Un chiste malévolo que circula por las redes afirma que en las cárceles el PP también tiene la mayoría. Esperanza Aguirre, la valedora de casi todos los imputados por corrupción en su comunidad, la que llegó al poder tras el oscuro episodio del Tamayazo, ha presentado la dimisión de todos sus cargos y se retira, espero que ya sí, de la esfera política. Con Aguirre la opción de Aznar, la extrema derecha en el PP, se derrumba y ya no tiene valedores.
Un cada vez más cuestionado presidente del gobierno Mariano Rajoy deberá declarar por la trama Gürtel, presencialmente o por videoconferencia, y es bastante seguro que con sus previsibles respuestas vagas a todas las preguntas del juez Velasco quedará en evidencia por consentir en su partido una de las mayores tramas de corrupción política de la democracia española. Tendrá que elegir entre la complicidad o la ineptitud. Y eso sin contar que su mentor áulico, el periodista que no se enteraba de nada, el que cuestionó desde siempre la trama Gürtel (simples fotocopias manipuladas, llegó a decir), Francisco Marhuenda, defensor a ultranza del presidente del gobierno, ha sido encausado por intentar torpedear una investigación. Tenemos todos los elementos para la tormenta perfecta que debería hundir esa nave llena de boquetes que es el PP.
La podredumbre sistémica está instalada en el partido del gobierno, como una y otra vez las fuerzas de seguridad (un aplauso a la labor de la Guardia Civil) y los jueces están poniendo en evidencia sin que la oposición, PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos, se decida de una vez por todas exigir la dimisión del presidente del gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones.
Urge en ese PP carcomido la renovación urgente de su cúpula (y allí estará muy bien posicionada Cristina Cifuentes) o su refundación siguiendo la senda inaugurada por otro partido político ahogado por casos de corrupción, CDC que se ha convertido astutamente en el PDCAT.
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