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LA MOVIOLA VALIOSA: BARBARA STANWYCK: SUS RAÍCES y DESCENDENCIA.

Por Marta Alicia Fra Melián , 5 junio, 2014

Estamos de vuelta, amigos. Tras mudanza. ¡Menudo ajetreo! Al mover tantas películas decidimos el tema de este dossier. Seguimos viendo cine actual, y el comercial, y el de las estrellas. Pero siempre volvemos a GEMAS y –desde ellas- proyectamos nuestra reflexión a otros-as que no hacen tanto ruido en las pantallas, pero tienen infinito talento.

American Actress Barbara Stanwyck

Barbara Stanwyck fue una colosal artista de la que se dijo: “La mejor actriz que nunca ganó un Oscar”. Y no porque no estuviera nominada varias veces. Y no porque no lo mereciera. Finalmente, el “Sistema” corrigió una de sus tantas acostumbradas “mamarrachadas”, dándole un “premiecito” consuelo con el Oscar Honorífico, poquito antes casi de morir. Nació el 16/07/1907, en Brooklyn (Nueva York), en el seno de una familia emigrante judía. Murió el 20/01/1990, en Santa Mónica. Huérfana desde niña, se ganó la vida como telefonista y bailarina de cabaret, y así entró en el mundo de la interpretación, en el cual estuvo activa hasta poco antes de morir. Su vida fue la pantalla. Se casó 2 veces. Su segundo marido fue Robert Taylor, por todos nosotros conocido y amado. Su talento fue descomunal, por la variedad de sus registros; por la personalidad que imprimía a sus personajes; por su versatilidad para el drama y la comedia, para ser mujer fatal, despiadada, sensual, misteriosa, intrigante, malvada, tierna, simpática, espontánea, ocurrente, graciosa, frágil, temerosa, fuerte, sufrida, ágil, enérgica, humana, inteligente, creativa, y un largo etc. que no agotaríamos. Cada actuación suya era una lección para cualquier aspirante a actor-triz. No sólo fue y es el símbolo de una época y de un cine, lo que sería empobrecer su grandeza y legado. Es un exponente preclaro de toda una técnica interpretativa asimilada en su persona, interiorizada en sí misma, identificada consigo misma, por la que ella no actuaba ese personaje, no lo interpretaba, sino que ella ERA ese personaje. Por eso, esos papeles suyos son tan suyos, y son inmortales. Dotaba a sus interpretaciones de una IDENTIDAD tan definidamente “stanwyckniana”. Desde su misma postura física, desde su lenguaje corporal, desde su yo total. Definía personajes, cargándolos de ENTIDAD. Es parte de la teoría de Stanislavsky. Algunos están a favor y en contra de esto. Quien la representa, con una calidad, talento y perfección crecientes, es Daniel Day-Lewis, sin lugar a dudas. EL CAMALEÓNICO. Y, por eso, desde la Stanwyck queremos abrirnos ahora a la reflexión de otros-as talentosos-as (a veces, incluso, TALENTOSÍSIMOS-AS) que hubo y hay en el cine. Y muchos de ellos-as sin Oscar ni Palmarés ni mucha publicidad ni premios de ninguna clase. Algunos pasan desapercibidos-as, ignorados-as, despreciados-as, y hasta desconocidos-as. Por eso, es MUY saludable y conveniente siempre ver ese OTRO cine, de ayer y de hoy.

Barbara Stanwyck, entre otras cosas, maravillaba a directores y compañeros-as de oficio por el gran conocimiento que tenía de lo que ES el cine en sí mismo, en sus aspectos técnicos, organizativos, productivos e interpretativos. Esta actriz perfecta conocía también el cine mudo y supo asimilar de él la riqueza para los primeros planos, la expresión del rostro y la mirada, y el papel clave del cuerpo en la creación y gestión del personaje. Aquí, al respecto, nos detenemos para recomendar JOYAS del cine: Jean Renoir, con sus primeros films. Citamos a: La hija del agua (1924), La vendedora de fósforos y Sur un air de charleston (1927). En ellas, además de la genialidad de Renoir, además de los otros talentosos intérpretes, contemplamos a una actriz maravillosa, Catherine Hessling, y al actor de color Johnny Huggins. Estas JOYAS eran conocidas por la Stanwyck. Nosotros también podemos acceder a ellas. La obra de Renoir bien vale unos euros de nuestro bolsillo cuando podamos. Sobre todo también La gran ilusión, La Marsellesa, El cabo atrapado.

 También es MUY recomendable ver películas de la inolvidable (y muchas veces olvidada o no tan famosa) Lillian Gish. Tanto en Hessling como en Huggins como en Gish tenemos una Cátedra suprema de talento interpretativo, y ya desde los albores del cine. Y sin tanto bombo ni platillo. Todo el que se precie de querer ser actor-triz debería ver interpretaciones como éstas. O la maravilla de Raoul Walsh llamada El ladrón de Bagdad (1924). Este cine nos reconcilia con una esencia de él: Decir a través de la imagen; significar más a través de ella. Es ese “hablar” de los rostros, ojos, cuerpos y silencios. Rescatando así su VALOR SEMÁNTICO. Nunca olvidemos a Ingmar Bergman. Recientemente The Artist nos recordó ciertas “cosas” que, quienes amamos el cine, no debemos prescindir de contemplar. NADA DEL CINE ACTUAL NI DEL FUTURO SE ENTIENDE NI ENTENDERÁ SIN TODAS ESTAS SEMILLAS. Si amamos el cine, ¡debemos constantemente hacer este “viaje a la semilla”! En anteriores dossiers siempre nos hemos referido y recomendado volver a los Hermanos Lumiére y a Méliès y a Griffith. Como siempre, aquí no pretendemos abarcarlo todo. Este es un “carretel” que nos permite dar algunas “puntadas” reflexivas.

El talento de la Stanwyck no fue sólo don. Eso no se improvisa. Hubo mucho de TAREA. Y ella lo aprendió de sus raíces y de su experiencia. Y dejó un legado descomunal. Su condición de CAMALEÓNICA hay otras-os que la han heredado. Veremos ejemplos: Julianne Moore. Algunos dicen que está en horas bajas. ¡Cuidado!: Este año Mejor Actriz en Cannes. Tengamos mucho “respeto” a una actriz como ésta. Pocas hay que tengan su talento y su capacidad de transformación interpretativa. Tampoco se han dignado darle ya un MERECIDÍSIMO Oscar, tras tantas nominaciones. Es una actriz muy seria en lo profesional: no anda ni anduvo nunca en proyectos cinematográficos comerciales, aunque ha hecho cine de Estudios y de Hollywood, pero se mueve con mucha libertad y buscando “otro” tipo de propuestas. Es tan camaleónica que sus interpretaciones abarcan todo tipo de registros, incluso con resultados extraordinarios en papeles secundarios. Siempre “cumple” sobradamente. Sabiendo muy bien manejar el “time” de la intensidad emotiva en la interpretación. Y, cuando su papel le requiere gran compromiso de intimidad física, nunca usa dobles. Ése es su nivel de compenetración y compromiso interpretativo. Por eso también siempre destacan de ella que lo mejora todo y a todos. Para CAMALEÓNICA, no debemos olvidar a la mejor de todas, además de Meryl Streep: Michelle Pfeiffer. No diremos nada más de ella, pues todo es poco. Tras la Streep, es la más talentosa y versátil. Por encima de todas. Ahí están sus películas. Basta contemplarlas. Ha hecho de todo. Crucificada en su monumental talento por prejuicios respecto a su belleza. La versión femenina de otros TALENTOSOS martirizados, al modo Stanwick: Leonardo Di Caprio, Brad Pitt, Jude Law. Como a Paul Newman, los premiarán en ancianidad… Otra Stanwyck es Laura Linney. Gran actriz de teatro, en Broadway, Nueva York. Pasó al cine y pronto mostró QUIÉN es. Versatilmente camaleónica en cualquier registro. Ha trabajado con los mejores y con un nivel que raya la excelencia. Tampoco tiene aún el Oscar, aunque estuvo nominada varias veces. Es técnica, pero también natural e instintiva. De gran expresividad gestual y compromiso corporal en sus actuaciones. Una de las mejores. Otras “hijas” cinematográficas de la Stanwyck son la polifacética Diane Lane: ¡vaya registros interpretativos tiene esta hija suya!; Liv Ullman: y con esta identidad ya lo decimos todo. Aconsejamos ver siempre sus films, de actriz y directora; Ashley Judd: a quien algunos encasillan en trihllers, porque no vieron todos sus múltiples registros en muchas otras de sus películas. Esta señora tiene MUCHO talento; la maravillosa Liv Tyler, que es más que la hija del vocalista de Aerosmith y que el personaje de El Señor de los Anillos; la siempre eficiente y prometedora Saoirse Ronan: “De casta le viene al galgo”, diremos de esta niña-joven actriz, que se crió en los sets de cine y que, si a la excelente actuación de Anna Paquin –como otrora a Tatum O´Neal– les valió un Oscar, ésta ya con una Nominación y las performances crecientes que está teniendo, bueno será tenerla en cuenta. Hay otras grandes “manipuladoras” de la versatilidad, otras camaleónicas que actúan SIENDO sus personajes: Jennifer Connelly, Uma Thurman, Helena Bongham Carter, Isabelle Huppert, Isabelle Adjani, Juliette Binoche, Jessica Lange, Susan Sarandon, Anne Bancroft, Jennifer Jason Leigh, Angelina Jolie, Cate Blanchett, Kate Winslet, Jodie Foster, Kathy Bates, Shirley Mac Laine, Annette Bening… Vean todas sus películas. O los elencos actorales de directores como Nikita Mijalkov, Ingmar Bergman, Woody Allen. Vean sus films.

 Sabemos que somos injustos y quedamos cortos en nuestro análisis. Que omitimos nombres. No a propósito. Y pedimos perdón. No somos clasistas ni despreciativos ni fanáticos. Brindamos algunas pinceladas de análisis.  Este dossier es otro aporte para conocer y reflexionar más el cine. Seguiremos caminando y ahondando, y ciertamente exploraremos otros nombres y registros y temas, en esta línea o en aquella en que LA MOVIOLA VALIOSA nos lleve.

Que Barbara Stanwyck nos acompañe en nuestro amante cine, dándonos aún más y mejor descendencia.

Hasta la próxima, amigos.

Marta Fra Melián.-


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