LA SONRISA ETRUSCA
Por Guillermo Martínez , 30 noviembre, 2014
La sonrisa etrusca, novela publicada en 1985 cuya autoría pertenece a José Luis Sampedro y Sáez (Barcelona, 1 de febrero de 1917 – Madrid, 8 de abril de 2013). Fue un escritor, economista y humanista que estudió Ciencias Económicas, carrera que finalizó en 1947 obteniendo el Premio Extraordinario. En 1955 consigue ser catedrático en la Universidad Complutense de Madrid, hasta 1969. En 1977 es nombrado senador por designación real, hasta dos años después. Su vida laboral como economista siempre estuvo compaginada con la publicación de obras, tanto de teatro como novelas. Ocupó el sillón correspondiente a la letra F en la Real Academia Española desde 1990. En 2011 se publica el libro ¡Indignaos! siendo su autor Stéphane Hessel y cuyo prólogo estuvo a cargo de Sampedro.
La fugacidad de lo que no es para siempre queda inmortalizada en este libro. La sonrisa etrusca nos enseña a aprender de los años, de los errores, y también de los aciertos. Nos hace ver que el paso del tiempo es patente en nuestra piel y en nuestra mente. Aquí, Sampedro, nos hace un recorrido por la ilusión de un abuelo con su nuevo nieto. Deja implícitos aspectos personales de su propia vida, las constantes referencias a Italia, a la resistencia frente a los opresores, a la libertad conseguida al lado de compañeros que ya no están. Pero va más allá, su nieto, que se llama igual que el protagonista principal, Bruno el mayor y Brunettino el pequeño, no se deja engañar por cualquiera. El abuelo y Brunettino están en constante guerra, lucha, batalla contra la realidad. Una realidad presente a lo largo de sus vidas, en la que Bruno vuelve a conocer a una mujer de la que se enamora con cuidado y esfuerzo. Es una historia en la que la fuerza que se transmite en y por las palabras te hace imaginar un futuro mejor, un futuro con futuro. La educación de una nueva generación llena de coraje y valentía que en ocasiones parece transmitida genéticamente. La superación, de Bruno que ama, de Brunettino que camina, dudando los dos sobre la seguridad de sus pasos.
Nos encontramos frente a una recopilación de momentos llenos de sentimiento, del recuerdo que nunca morirá, estamos delante de una pasión incandescente por la justicia, el amor y la superación. Leyendo este libro tenemos en nuestras manos la muerte, la vida y la resurrección. No lo olvidéis, la sonrisa etrusca, aquellos que se ríen frente a su propia tumba.
Citas del libro:
- “En un súbito impulso se abrazaron, se abrazaron, se abrazaron. Metiendo cada uno en su pecho el del otro hasta besarse con los corazones. Se sintieron latir, se soltaron y, sin más palabras, el viejo subió al coche. Las dos miradas se abrazaron aún, a través del cristal, mientras Renato arrancaba.”
- “¿Cuánto tiempo aún podrá contemplar ese rostro invulnerable que siempre le inspiró seguridad? La vida les ha distanciado, llevándoles a mundos diferentes y, sin embargo, ¡cómo echará de menos la sombra protectora del viejo roble!”
- “Ella ofrece su mejilla como cuando él le llevó las rosas y él se quita el sombrero y la besa en las dos. Cuando se aleja, después de verla entrar, se lleva consigo una suavidad en los labios, un roce de cabellos en su frente, un sereno perfil en su memoria.”
- “Si el niño no estuviera tan profundamente dormido sentiría en su moflete de nardo la lágrima resbalada desde la vieja mejilla de cuero.”
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