«La sustancia», de Coralie Fargeat
Por José Luis Muñoz , 3 febrero, 2025
Horror corporal es uno de los términos que se utilizan para meter esta extraña y dislocada película de la realizadora francesa Coralie Fargeat (París, 1976) en algún cajón genérico. La sustancia es un paseo exhaustivo por la belleza del cuerpo femenino, el de la jovencísima Sue (Margaret Qualley), la otra yo de Elisabeth Sparkle (una Demi Moore que lo da todo por su personaje), una actriz de Hollywood en horas bajas por su edad, que tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood Boulevard y se gana la vida con un programa de gimnasia matutina en la televisión, y también por su fealdad y decadencia. Esa misteriosa sustancia del título es la que se administra la actriz veterana y que mediante la división celular hará que reproduzca en su interior una versión mucho más joven de si misma, la antes citada Sue, que le tomara el relevo porque el mundo del espectáculo necesita carne joven.
Versión feminista y estrambótica de El retrato de Dorian Grey es el film de Coralie Fargeat que no se distingue precisamente por ser una película elegante y sutil, sino todo lo contrario, y bordear, cuando no chapotear, en el mal gusto a conciencia para provocar. El miedo a envejecer, centrado en el cuerpo femenino que sufre una serie de transformaciones durante los años, es el núcleo de esta película que navega por los derroteros del cine de terror y no ahorra profusión de sangre y violencia paródica en su tramo final y mucho humor, muy negro, en sus ciento veinte minutos. La joven y sensual Sue, de cuerpo perfecto y cara pizpireta, emerge, cual mariposa de su crisálida, de la espalda abierta de su madre generadora Elisabet Sparkle, pero el problema es que su juventud no es eterna sino muy breve y el envejecimiento progresivo la lleva a clonarse en seres que nada tienen de bellos y sí de monstruosos y grotescos.
Si cerráramos los ojos a los títulos de crédito podríamos jurarnos de que estamos ante una película que ha filmado a dúo Darren Aronofsky, el de Réquiem por un sueño, por los primeros planos muy cortos y de ritmo sincopado, las lentes deformantes que utiliza y el montaje frenético, y David Cronenberg explorando las deformidades de esos cuerpos. tan bellos y sensuales al principio de la película, incluido el de Demi Moore, que se van deformando a medida que avanza y sufren un cúmulo de transformaciones decadentes y heridas suturadas de forma muy drástica: esa espalda abierta en canal y muy mal cosida de Elisabeth Sparkle que forma parte del cartel promocional de La sustancia.
En su último tramo, La sustancia se desmadra y se parece a Mother! de Aronofsky, lluvia de sangre a lo Carrie incluida. La fábula sobre la eterna juventud ofrece aspectos grotescos en esa traca final que es la grabación de la gala de fin de año en la que debe lucirse la espectacular Sue que literalmente se desmorona (escupe dientes, se le caen las orejas) físicamente hablando al ritmo de Así habló Zaratustra de Richard Strauss en un guiño al 2001 de Stanley Kubrick. La sustancia, un fantástico absolutamente gore (uno no puede contar la cantidad de pinchazos que sufre el cuerpo de Demi Moore a lo largo de sus casis dos horas o la de cuerpos machacados con saña que ve), tiene ribetes de pesadilla que se va acentuando conforme avanza y al que no es ajeno Harvey (un Dennis Quaid en un personaje grotesco en sus maneras y en la forma de vestir), un ejecutivo del espectáculo que tiene una forma de comer muy repugnante y busca el relevo de su estrella Elisabet Sparkle porque los años empiezan a pasarle factura. La fotografía de Benjamin Kracun es resplandeciente, de colores muy vivos y chillones, la cámara recorre pasillos largos enmoquetados a lo Stanley Kubrick de El resplandor retratados con lentes deformantes que alejan al personaje o lo acercan hasta un primerísimo plano de pupilas dilatadas o heridas supurantes porque La sustancia es una película muy corporal, con profusión de fluidos. Coralie Fargeat filma con el mismo detalle una mosca ahogándose en un vaso de agua como la cara deformada de Harry, aplastada contra las baldosas de la pared, meando en un urinario mientras berrea por el móvil.
La banda sonora de Raffertie es machacona y ruidosa, tensa y subraya, y las interpretaciones de Demi Moore y Margaret Qualley, que confrontan sus desnudos, más físicas que psicológicas. La sustancia remite tanto a Frankenstein como a Alien (cuerpo que sale de otro cuerpo; ese muslo de pollo que emerge del culo de Sue y acaba saliendo por el ombligo), o a La cosa de John Carpenter: cuerpo convertido en una masa amorfa que se desliza por el suelo como una ameba y acaba siendo absorbida por un carro de limpieza para que principio y final del film cuadren en esa estrella olvidada de Hollywood Boulevard en honor de Elisabeth Sparkle, una idea muy brillante de la directora. Somos materia que nos disolvemos y nada podemos hacer frente al envejecimiento sino aceptarlo deportivamente.
Título original: The Substance
Año: 2024
Duración: 140 min.
País: Reino Unido
Dirección: Coralie Fargeat
Guion: Coralie Fargeat
Música: Raffertie
Fotografía: Benjamin Kracun
Compañías: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos-Francia; Working Title Films, 21st Century Film France, Blacksmith
Género: Terror. Thriller. Ciencia ficción | Body Horror. Thriller psicológico. Vejez / Madurez. Comedia negra. Sátira. Kafkiana
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