Portada » Columnistas » La bitácora del emperador » La última destripada del destripador

La última destripada del destripador

Por Víctor F Correas , 10 noviembre, 2015

Día entretenido el de hoy, no lo voy a negar. Puede que sólo dos acontecimientos merezcan la pena ser salvados, pero ¡qué dos acontecimientos! Dieron su jugo, y en algún caso, algo más que jugo.

Que fue lo que ocurrió en el distrito londinense de Whitechapel, en el East End, hoy hace ciento veintiséis años; el día del último crimen del asesino apodado ‘Jack el Destripador’. La infortunada, como todas las anteriores, fue una prostituta. La víctima se llamaba Mary Kelly. A sus veinticinco años, los que la conocían y frecuentaban afirmaban que era agraciada, pero siguió la suerte de Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Striver y Catherine Eddower –la más joven de todas-. Algo tuvo que ver en ella Jack el Destripador que se ensañó con la susodicha durante tres horas, a conciencia, para dejar en una destartalada habitación de la calle Miller’s Court los restos de su más sanguinaria hazaña. Porque a Mary Kelly la arrancó hasta el corazón, que nunca se llegó a encontrar. Los policías que entraron en la habitación calificaron la carnicería como el peor crimen cometido por Jack el Destripador. Que, desde ese momento, no volvería a actuar más. ¿Quién era? Scotland Yard jamás consiguió detener a la persona que se escondía tras la identidad con la que Francis Thadman, periodista del Sunday Times, bautizó al autor de la serie de crímenes. O autora, que teorías ha habido para todos los gustos. Hasta se llegó a considerar como sospechoso a un nieto de la reina Victoria, el Príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence. A saber. Que nunca sabremos quién fue. O quizás sí…

El otro acontecimiento relevante y digno de mención fue el nacimiento hoy hace quinientos treinta y un años de un tipo llamado Martín. Con el paso de los años, Martín estudiará teología, adquirirá un gran conocimiento de las sagradas escrituras y se le abrirán las carnes viendo lo que hacía la Iglesia de Roma con tal de sacar dineros para sus obras y lo que considera menester; y la liará parda rebelándose contra dicha iglesia y el mismísimo emperador Carlos V, harto de una y de otro. Tanto, que su lucha dará lugar una nueva corriente religiosa que llevará su apellido. Que era Lutero.

Por lo demás, lo de siempre: una batalla con miles de muertos –hoy toca la de Varna, al este de la actual Bulgaria-, en la que el ejército turco se llevó por delante al mal pertrechado y peor organizado húngaro. Los húngaros querían evitar a toda costa que los turcos hicieran suya Europa Oriental y con tal fin llevaron a treinta mil hombres hasta Varna. Los turcos presentaron más de ciento veinte mil; la escabechina estaba servida. En ella la palmaron hasta el delegado papal y el rey de Hungría, y los turcos pudieron comprobar que, efectivamente, y ante la nula implicación de las repúblicas de Génova y Venecia a la hora de detener su avance por el centro de Europa, Castilla podía ser tan ancha como quisieran. Tanto, que con el tiempo les arrebatarían sus bastiones mediterráneos de Crimea, Creta y las islas griegas. Y eso, para empezar.

Por cierto, tal que hoy hace doscientos veinticinco años también nació Fiedrich von Schiller, considerado junto a Goethe el dramaturgo alemán más importante. Y la palmaron Leonidas Breznev, presidente de la URSS desde 1964 hasta su muerte hace treinta y dos años; Mustafá Kemal Ataturk, padre de la actual República de Turquía, hace setenta y seis; y Arthur Rimbaud, autor de Una temporada en el infierno, hace ciento veintitrés.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.