Las Google Glass
Por Juan Luis Corpas , 3 julio, 2014
Google Glass, las gafas de realidad aumentada de Google, ya han empezado su colonización. Desde Estados Unidos al Reino Unido, han llegado también a España: los turistas que se encuentren en Cantabria podrán usarlas en el Museo Nacional, en el Centro de Investigación de Altamira y en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, donde podrán gozar de mapas, traducción instantánea de textos… No obstante, esta conquista ha traspasado los límites del ocio e incluso de la sociedad civil, ya que se han instalado en el ámbito de la medicina y de la industria militar. En lo que se refiere a sus aplicaciones en el terreno médico, se dotará a las gafas de un módulo de visión orbital mediante la integración de drones, protocolos de gestión de crisis que incluirían funciones intervinientes, cuadros de recursos de zona, mapas situacionales de las vías de acceso para determinar su congestión… En la esfera militar, Tracking Point, una empresa centrada en el desarrollo de tecnología para armas de fuego de precisión guiada, ha mostrado el prototipo de ShotView, una aplicación para las Google Glass que permite disparar con mayor precisión sin mirar el objetivo al conectar las gafas al arma proyectando la imagen que capta la mirilla electrónica del rifle en las Google Glass, sin cables y en tiempo real.
Desde la primera versión se han ido introduciendo mejoras, como la duplicación de su memoria RAM, o diseños que pretenden ser más sutiles y elegantes, llegando a aliarse con firmas de moda.
Sin embargo, la realidad de las Google Glass es muy diferente. Se tienen serios indicios de que afecta a la salud, y no solo a la mental: produce fuertes dolores de cabeza, mareos y desorientación, aparte de una evidente enajenación psíquica y social. Además, la posibilidad de reconocimiento facial y de hacer fotos pestañeando conlleva un serio problema para la privacidad del ciudadano, que puede ser grabado y fotografiado en cualquier momento, sin previo aviso y sin enterarse. Nick Pickles, director de la campaña de privacidad del grupo británico Big Brother Watch, dijo para la BBC que en función de los antecedentes de Google con la recolección y venta indebida de datos personales, cabía temerse lo peor con las Google Glass. Teniendo esto en cuenta, hay que hacer notar que el buscador podrá usar a los usuarios de las gafas como cámaras de videovigilancia que registren quién está en qué lugar, cuándo y haciendo qué, es decir, espiar, controlar y usar datos de manera oculta y espuria para ganar dinero sin, obviamente, pagar un salario a los usuarios de las Glass, que serían sus, por asi decir, empleados. Por este y otros motivos ya han sido prohibidas en algunos lugares públicos, y se ha producido una polémica ante el hecho de que puedan ser usadas al volante. Paradojas del capitalismo, un producto que pretende ser vendido en masa, en estos momentos asciende a un valor aproximado de 1500 dólares. Pero lo que un servidor se pregunta es, ¿hasta qué punto es legítimo y sano vender un producto de semejantes características a un sujeto que esté dispuesto a pagar esa cantidad?
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