Las protestas contra la construcción de puestos militares en el sudeste de Turquía hacen peligrar el proceso de paz
Por Lucía Berruga Sánchez , 8 junio, 2014
Ya hay al menos dos civiles muertos y otros tres heridos, entre ellos dos soldados, en enfrentamientos contra el Ejército en el distrito Turco de Lice, al sudeste del país, durante la protesta en contra de la construcción de nuevos puestos militares en la zona. Estas dos víctimas, dos manifestantes de 24 y 50 años, fallecieron ayer por heridas de bala. Este suceso sumado a las últimas protestas de las regiones del este y el sudeste están haciendo peligrar el actual proceso de paz entre el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan y la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (con las siglas PKK en kurdo).
Decenas de kurdos se enfrentan a la policía turca tras el funeral de dos manifestantes en Lice./ Sertac Kayar (EFE)
Estos hechos ocurrieron cuando los soldados del Ejército abrieron fuego contra los manifestantes mientras intentaban asaltar una barricada creada por los manifestantes que llevaban dos semanas cavando zanjas y estableciendo puestos de control en la zona. La información comunicada por el Ejército consiste en que los manifestantes abrieron fuego contra los militares y les lanzaron cocteles molotov mientras que los testigos afirman que los manifestantes solo tiraban piedras y fuegos artificiales.
Aparte de estas dos víctimas confirmadas, una diputada del Partido Democratico Popular afirma que hay otros dos civiles muertos, aunque aún no han sido confirmados oficialmente.
En las protestas de estas últimas dos semanas en el este y del sudeste de Turquía también habrían resultado heridos, desde el 31 de Mayo, al menos otros nueve soldados.
Este proceso de paz se inició a finales de 2012 entre Abdalá Ocalan, encerrado a cadena perpetua y líder del PKK, y representantes del Gobierno, con el objetivo de poner fin a 40 años de enfrentamientos entre el Ejército y el PKK, que reclama autonomía para la región kurda y el reconocimiento de derechos políticos y sociales, y que se han cobrado unas 45.000 víctimas, la mayoría militantes kurdos y también población civil.
Otro punto que ha causado tensiones entre las dos partes es la denuncia de docenas de familias de acusan al PKK de secuestrar a sus hijos para convertirlos en guerrilleros a la fuerza, lo que hizo que el primer ministro Erdogan exigiera en el Parlamento a miembros del Partido Democratico Popular que interviniera para liberar a los jóvenes. El PKK se defendió alegando que todos sus miembros son voluntarios y que no aceptan a menores de edad entre sus filas.
En estas manifestaciones han participado miembros del Movimiento Juvenil Patriótico y Revolucionario, que está considerado como el ala joven y urbana del PKK, y la Unión de las Comunidades Kurdas, la rama política de la guerrilla kurda, ha condenado las muertes y ha llamado a la resistencia de la población kurda en contra del Gobierno.
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