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Los nuevos faraones

Por Alicia Ibarra Gámez , 13 julio, 2014

Reuters

A principios de esta semana conocíamos una noticia sobre Dubái: la construcción de Mall of the World, el centro comercial más grande del mundo. Aun no tiene fecha de inauguración, pero contará con una superficie de más de 740.000 metros cuadrados y capacidad para recibir a 180 millones de visitantes al año. Un sin fin de parques de juegos, zonas de teatros, centros médicos y oficinas turísticas vinculadas con más de 100 hoteles. También dispondrá de la sala de congresos más grande de Oriente Medio, un salón de bodas y un aparcamiento con capacidad para 50.000 vehículos.

Sin embargo, pocos medios reflejaban la cruda realidad que hay detrás de este proyecto faraónico: una mano de obra a precio de saldo. Filipinos, indios o pakistaníes son los peones, el último eslabón de la cadena, una población pobre que trabaja de sol a sol en este imperio de los Emiratos Árabes Unidos. La mayoría de ellos son hombres entre los 20 y los 47 años, que vienen de otros países -con visados de dudosa validez legal- para trabajar en los gigantescos rascacielos, que magnates y jeques deciden poner en pie.

Según diferentes Organizaciones, vienen engañados, con la promesa de un futuro mejor. Cuando llegan se encuentran con un trabajo precario, con pasaportes caducados o requisados y totalmente desamparados ante la ley. La mayoría de ellos viven en pabellones a las afueras de la ciudad, donde tienen que compartir espacio con cientos de personas en su misma situación. Poseen un salario -si es que les pagan- que no les llega ni para comer y muchos de ellos acuden a casas de beneficencia. Si faltan al trabajo o hacen algún tipo de reivindicación, son expulsados del país.

Aidan McQuade, director de Anti Slavery International explica en una entrevista a la BBC cómo se ha construido el poderoso imperio de los rascacielos. Define a los jeques árabes como «esclavistas» que usan el complejo entramado de las leyes de inmigración para atrapar a los obreros en Dubái. Organizaciones como esta denuncian la situación en la costa del golfo Pérsico y piden soluciones a lo que consideran ya «un nuevo modelo de esclavitud«. El Parlamento Europeo envió una resolución, en octubre de 2012, pidiendo a los Emiratos Árabes Unidos que respetara los derechos humanos y las libertades fundamentales. Acciones internacionales que, una vez más, caen en saco roto.

Lejos de encontrar información sobre esta situación o medidas contundentes que se vayan a llevar a cabo, sólo he leído en la sección económica y de inversión de los periódicos la noticia sobre el Mall of the World. Esta bien saber que se va a construir el mayor centro comercial del mundo pero, ¿es lo más importante que está sucediendo en Dubái?


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