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No valen excusas

Por Oscar M. Prieto , 13 mayo, 2015

Reconozco que mi desconocimiento sobre el boxeo roza casi lo perfecto. Eso sí, aunque sólo sea porque esta disciplina dio origen a una de las más bellas obras de la escultura antigua, “El Púgil en reposo” –una obra del siglo IV adC atribuida a Lisipo-, la respeto. Este fin de semana se ha celebrado el “combate del siglo” entre Myweather y Pacquiao y, como suele suceder con los “partidos del siglo”, tan frecuentes en España, al parecer, resultó un fiasco.
Más que el deporte en sí, me cuesta comprender las cifras astronómicas que se movían en este combate y “la bolsa” que se llevaron ganador y perdedor. Ya sé que aquí entran en juego esos dos entes tan escurridizos de definir como son el mercado y el espectáculo, pero aún así… Sospecho que tenían razón quienes me decían que no desperdiciara mi tiempo estudiando Filosofía y quizás debería haberme hecho boxeador.
En cualquier caso, no se exigen conocimientos de boxeo para el tema sobre el que trata esta columna que no es otro que el de las excusas. Según parece Myweather, hombre de mal genio, puso toda una serie de condiciones para acceder a pelear y todas ellas fueron aceptadas por Pacquiao. El diálogo entre ambos púgiles transcurrió más o menos así:
“Quiero un test de antidoping. Ok. Usaremos estos guantes. Ok. La fecha será el 2 de mayo. Ok. Tendrá lugar en el MGM de Las Vegas. Ok. El reparto será 60-40 a mi favor. Ok. Si pierdo yo, habrá revancha. Ok. Si pierdes tú, no habrá revancha. Ok. El combate será en este peso. Ok. Quiero que el árbitro sea un nortemericano. Ok. Seré yo quien anuncie la pelea. Ok”.
A todas luces parece, cuando menos, desproporcionado que sea uno de los combatientes quien ponga todas las condiciones y que el otro las acepte. Sin embargo, me resulta interesante la reflexión que sobre esto ha hecho Hugo, mi buen amigo asturiano y que yo ahora comparto: “En la vida, cuando una persona quiere algo de verdad, no busca excusas, busca la manera de que el objetivo se cumpla. Pues este es un claro ejemplo”.
E incluso, si finalmente sales derrotado, también es válido este principio vital. Con lo que se ve que de todo se puede aprender, también del boxeo.

Salud

www.oscarmprieto.com

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