Salamanca, tierra mía
Por Esther Patrocinio , 28 abril, 2014
Hoy me permito un paréntesis en la columna para escribir sobre mi tierra. Salamanca es una ciudad mágica,no lo digo yo sola así la definió también Cervantes en su obra el Licenciado Vidriera, porque una vez que se ha visitado esta ciudad en la meseta castellano-leonesa es imposible no regresar a ella de nuevo.
Un poco de historia
Los primeros poblamientos vacceos y vettones de la ciudad se realizaron en varias colinas como sucedió en Roma. Como prueba de ello se puede visitar aún hoy la llamada Cueva de Salamanca que pasó a formar parte de la Cripta de la Iglesia de San Ciprián y que más adelante ocuparía un lugar destacado en la historia literaria de la ciudad. Posteriormente llegaron los romanos y fundaron Helmantiké (Helmántica) antiguo nombre de la ciudad junto al Tormes que fue enclave comercial privilegiado como demuestra su inclusión en la Vía de la Plata y el puente romano que aún está en pie y que conserva una gran parte de la estructura original aunque hoy en día es peatonal.
Durante la Reconquista la ciudad sufrió las escaramuzas y ataques de ambos bandos; musulmanes y cristianos hasta que se produjo la repoblación de la misma por parte de Raimundo de Borgoña por encargo de su suegro el Rey Alfonso VI. Pero lo que dió el impulso definitivo a la ciudad fue la Universidad; hoy la más antigua de España, desde su nombramiento como Universidad en 1208 por el Rey Alfonso IX de León de lo que era una Escuela Catedralicia que ya funcionaba como tal en 1130.
Torre del Gallo – Catedral vieja
A partir de entonces la ciudad recibió la visita de importantes personajes como Cristóbal Colón (que acudió al Convento de San Esteban para reunirse con los dominicos y explicarles su proyecto de nueva ruta a las Indias), Antonio de Nebrija (quien escribió la primera gramática castellana en 1492), Lope de Vega, Calderón de la Barca, Miguel de Cervantes, Fray Luis de León, Francisco de Vitoria y años más tarde Miguel de Unamuno, Enrique Tierno Galván, Dorado Montero, Lázaro Carreter, entre otros.
Hay que destacar que la Universidad de Salamanca fue la primera del mundo en aceptar mujeres entre sus alumnos, como lo fueron Beatriz Galindo llamada «La Latina» y Lucía de Medrano, que impartió lecciones en las aulas salmantinas.
Salamanca literaria
Una de las mejores opciones para conocer la ciudad es «perderse» por las calles del centro alrededor de la Plaza Mayor en dirección a las Catedrales y alrededores de la Fachada de la Universidad. En ese recorrido por el centro peatonal histórico de la ciudad merece la pena detenerse a pensar la huella que la ciudad ha dejado en la literatura castellana.
Plaza Mayor – Salamanca
Así partiendo de la entrada a la ciudad atravesando el río Tormes, como cuenta la leyenda que hicieron los elefantes del ejército cartaginés liderados por Aníbal en su viaje hasta Roma, nos embarcamos en un viaje a través de las letras y las leyendas.
Al cruzar el puente romano nos encontramos con el Verraco celta, el famoso toro de la calabazada que se cuenta en el Lazarillo de Tormes, la primera novela picaresca de la literatura, protagonizada por Lázaro un chiquillo que nació en Tejares a orillas del Tormes y abandonó Salamanca como mozo de ciego.
Sólo hay que dejarse llevar por las callejuelas que rodean a la Casa Lis, hoy Museo de Art Noveau y Decò para llegar hasta el Huerto de Calixto y Melibea. Un jardín creado como recuerdo a la obra escrita por el bachiller Fernando de Rojas sobre la historia de dos amantes y la intervención de una vieja puta, alcahueta llamada Celestina, que da título a la tragicomedia.
Al salir nos desviamos en busca de la Cueva de Salamanca, antigua cripta de la Iglesia de San Cebrián que se encuentra en la Cuesta Carvajal. Según la leyenda el Diablo daba clases de nigromancia en esta cueva a varios alumnos durante siete años y al final de este periodo uno de ellos debía entregar su alma como pago por las enseñanzas recibidas. Se dice que le correspondió al Marqués de Villena hacer el pago y que fue capaz de burlar al Demonio y huir a través de la Iglesia durante el amanecer.
Miguel de Cervantes se inspiró en la leyenda para escribir su entremés «La cueva de Salamanca» que debió gozar de gran repercusión en la época ya que aún hoy en algunos países de América Latina se llama Salamanca a los lugares de reunión de brujas y prácticas oscuras.
Salamanca universitaria
Continuamos nuestra ruta por Salamanca acercándonos al Patio de Escuelas y a la Fachada de la Universidad. En los muros se recogen citas y recuerdos, como la ya famosa frase que escribió Cervantes en el Licenciado Vidriera: «Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado».
Por las aulas salmantinas han pasado autores como Calderón de la Barca o Fray Luis de León. Los místicos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz también visitaron la ciudad durante algunas temporadas durante sus múltiples viajes.
Durante las últimas décadas han pasado por la ciudad autores fundamentales como Miguel de Unamuno (que fue Rector de la Universidad), Jaime Siles, Luis Cortés, Juan Manuel de Prada o Gonzalo Torrente Ballester, quien solía sentarse en el Café Novelty en la Plaza Mayor cada tarde. Hoy una estatua en el banco que siempre ocupaba le recuerda. Es aquí donde se puede terminar esta pequeña ruta por el centro de Salamanca para continuar después en busca de nuevos rincones por descubrir.
Si después de leer estas líneas te han entrado ganas de visitar la ciudad o de volver a ella si ya la visitaste alguna vez me daré por satisfecha. Buena semana.
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