Sean todos bienvenidos
Por Víctor F Correas , 22 enero, 2014
Permítanme que me presente. Soy periodista por vocación y junta letras ―escritor, lo llaman otros― por vocación.
De cuando en cuando escribo ―un par de novelas ya publicadas y algún que otro relato corto―, y lo hago sin más afán que el de entretener y regalar momentos a quien desee leer estas cuatro líneas, o bien haya caído aquí por el interés que le haya despertado el título de esta tribuna.
Valga esta explicación para sacar a unos y a otros de la curiosidad: ‘La bitácora del emperador’ es un homenaje a Carlos V, al que hace unos años ―un lustro ya― dediqué mi primera novela; más bien a sus últimos meses de vida allá, en La Vera de Plasencia, al pie de la Sierra de Tormantos, en aquel Monasterio de Yuste cuyas oscuras y tapizadas paredes escucharon su último lamento. De ahí el nombre escogido. Lo demás…
Lo demás será lo que vaya saliendo según los días, las semanas, los meses. Sin más objetivo ni satisfacción que obtener un anónimo reconocimiento, un ‘gracias’ interno o abrir un paréntesis en la existencia de cada uno y, al menos, distraerla por unos minutos. Para ello, juro y afirmo, hablaré de cosas mundanas sin entrar en polémicas ni debates más que los justos y necesarios. En definitiva, este es un espacio para lo anecdótico y trivial, para aquellas pequeñas cosas que pasan desapercibidas o engullidas por la vorágine diaria. Un lugar donde tomar pulso a la vida, a sus placeres, a sus lugares, personajes, tipos, ideas o pensamientos.
Circunstancias, todas ellas, que recogeré en este espacio para solaz propio y disfrute de todos aquellos que tengan a bien visitarlo.
Con eso, más que satisfecho. Se lo puedo jurar.
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