¿Y qué?

Rafael Caunedo

Uso gafas para leer; no tolero el alcohol como antes, las resacas son peores; el café ya me quita el sueño; la moda me parece una estupidez; he puesto coderas a mis chaquetas; me tapo la garganta con una bufanda cuando salgo del cine en pleno invierno; uso pañuelos de tela, nada de Kleenex; cada vez me llena antes la comida; subo al primer piso en ascensor… y luego también bajo; me espantan los bañadores por debajo de la rodilla; ya no corro, camino rápido; le pido a mis hijas que me descarguen las aplicaciones para el móvil; me chupo el dedo para pasar la página del periódico; conduzco a la velocidad indicada, y a veces menos; hago el muerto en el mar; escribo en el ordenador con cuatro dedos; leo las etiquetas de las botellas de vino, la de atrás también; voy al baño antes de entrar en el cine… y nada más salir también; lo que más me gusta del gimnasio es el spa; le doy conversación a los taxistas; leo más despacio y me entero menos; no entiendo por qué se ríen los adolescentes; no saco al perro, el perro me saca a mí; le pongo filis a los zapatos; he colocado mi biblioteca por orden alfabético; me da pena desprenderme de los vinilos; sólo me gusta IKEA entre semana; ahora las porras son grasientas y los churros indigestos; me interesan los cuencos tibetanos; viajo con mi almohada; mi vocabulario de inglés lleva estancado los últimos diez años; se me ha olvidado dónde he dejado la agenda que compré para recordar las cosas; si la película empieza tarde, me duermo en el intermedio; me preocupan las corrientes de aire y lo último que me he comprado en el Decathlon ha sido un bastón para trekking…

Me hago mayor, ¿y qué?

Relacionados...

El cielo oblicuo

La madurescencia

“Se acabó”, de Rafael Caunedo

Petra

“Se acabó”; las vacaciones las carga el diablo.