Aprender jugando
Por Redacción , 25 septiembre, 2018
Se ha extendido que el uso de las TIC, también tecnologías de la información y comunicación, ha revolucionado la educación. Parece que esto puede suceder siempre que en la práctica se admita que los roles han cambiado, que el proceso de aprendizaje se culmina mejor por este otro camino y que el papel del profesor ha quedado ya descentralizado, que su parte es más la de un nuevo descubridor de recursos, la de un colaborador que media entre la alta tecnología y la fijación de conocimientos en la mente del alumno. Si el profesor deja de soltar grandes discursos y se hace con una ejemplar selección de recursos y contenidos, al tiempo que combina los mismos para mejor efectividad en aquello que enseña, entonces, es verdad, revolvemos la antigua dinámica del aula por una en la cual nativos digitales e inmigrantes digitales, no importa la edad, nos divirtamos aprendiendo.
Todos los dispositivos disponibles ya han dejado huella en el sector educativo. La tableta, elemento de pose tecnológica sin igual, es más que eso. Ha demostrado cautivar la atención y mantener la concentración de niños, adultos y mayores. Su portabilidad en el manejo y su interfaz, tan asequible a cualquier usuario, la confirman como valor educativo sin precedentes. Como valor añadido, digamos que en pos de una educación mas entretenida, las tabletas han fomentado la producción de contenidos interactivos y educativos en aplicaciones y juegos, así como en recursos multimedia. Nunca antes se había atestiguado semejante producción de vídeos educativos de semejante calidad: con dibujos explicativos, detalles cómicos, rápidos y más detallados, seriales de documentales, etc. Promovidos por plataformas educativas, su difusión hay que agradecérsela a toda red social, pero en concreto a youtube, vimeo y similares. prometen nuevos recursos para el profesor, estudiantes con mayor nivel de motivación y resultados positivos. Lo que hace unos años no se esperaba, es que además, a partir de estos nuevos medios, también averiguáramos algo mas sobre nuestra manera de aprender. Algo que es básico para la evolución y que aporta un nuevo concepto del que quizás antes fuéramos ajenos o cuanto menos nos supusiese algo extraño, que aprender y divertirse pueden ir de la mano, que son dos acciones que pueden coexistir y que lo divertido no tiene por qué estar reñido con lo educativo.
El uso de los dispositivos tablet, de las redes sociales, blogs, contenido multimedia, etc; sólo hace que actuar como espejo de lo que de verdad necesita nuestro cerebro para recordar mejor, concentrarse, y motivarse.
La lectura por placer, base de una educación trasversal, que dicta al cerebro contenidos lingüísticos sobre las formas gramaticales y recursos argumentativos mas solícitos, además de otorgar al continente lector multitud de nuevas expectativas que aplicar a la vida y a sus nuevas experiencias lectoras, así como un montón de vocabulario: refinado, hablado, culto o pobre. Deja que nos adentremos en la gracia de una argot antes no visitado, como pueda ser el festín de palabras asociadas al campo semántico de la navegación en La Isla del Tesoro o a la fuerte caricatura del castellano antiguo en Don Quijote.
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