El código de la escritura. Ana Ortiz de Obregón.
Por Olga Navarro , 30 junio, 2025
Si estás listo para explorar la conexión entre tu mente y tu escritura, profundizar en tu autoconocimiento y desbloquear tu máximo potencial, este libro es tu aliado. Porque tu letra no solo cuenta quién eres, sino quién puedes llegar a ser.
Este libro te guía a través del fascinante proceso de creación del mapa de personalidad: una herramienta estratégica y poderosa para alinear tu esencia con tus metas y aspiraciones.
Ana Ortiz de Obregón es grafóloga forense, diplomada en Grafología Diagnóstica, Terapéutica, Patológica y Judicial por la Facultad de Medicina de la UCM, y especialista en el estudio del garabato por la Sociedad Española de Grafología. Además es la creadora de la Grafoloteca donde realiza multitud de proyectos.
Hemos hablado con ella de su libro y esto es lo que nos ha dicho.
-¿Hasta dónde se puede llegar con el MP?.
Tan lejos como uno esté dispuesto a conocerse. El Mapa de Personalidad (MP) permite acceder a una comprensión profunda de cómo piensas, sientes, decides y te relacionas con tu entorno. Se basa en el análisis del código grafopsicológico que cada persona proyecta al escribir: una expresión directa de su estructura cerebral, emocional y motivacional. A través de las atmósferas, Vital y Profesional, y del Círculo Grafopsicoanalítico, el MP ofrece un diagnóstico preciso, no invasivo y útil para orientar decisiones, transformar el desempeño, mejorar el liderazgo o reenfocar una trayectoria. Es una herramienta estructurada, rigurosa y con aplicación real en contextos individuales y organizativos.
-¿Cómo y cuánto de fiable es aplicado al panorama profesional?.
El MP es 100% fiable cuando se aplica con los criterios técnicos y metodológicos que lo sustentan. Se basa en la grafología científica, una disciplina transdisciplinaria que integra conocimientos de neurociencia, psicología, medicina forense, técnicas proyectivas y análisis del comportamiento. Cada rasgo gráfico se interpreta en su contexto, atendiendo a un sistema estructurado de leyes, como ocurre en otras ciencias del comportamiento. No parte de intuiciones ni de impresiones subjetivas. El análisis se realiza sobre estructuras formales del gesto gráfico, que reflejan de forma objetiva cómo se configura la personalidad. Por eso, su aplicación en entornos profesionales permite detectar patrones de funcionamiento, potencialidades y bloqueos con alto nivel de precisión.
-¿Es cierto que no se puede engañar a un grafólogo?.
Efectivamente, no se puede. Y la razón es científica: al escribir, no interviene solo la mano, sino el conjunto del sistema nervioso central. Cada trazo es el resultado de un proceso neurofisiológico que involucra múltiples áreas del cerebro. Intentar controlar todos los elementos que se ponen en marcha al escribir, presión, dirección, ritmo, forma, proporción, cohesión, etc., es imposible de sostener voluntariamente. En otras palabras, puedes intentar imitar una letra, pero no puedes reproducir la estructura cerebral que la genera. Es precisamente esa imposibilidad de “fingir” lo que convierte a la escritura en una fuente tan fiable de información sobre la personalidad.
-Un trazo de nuestra escritura del que debamos desconfiar.
En grafología no se analiza un solo rasgo de forma aislada, sino la interacción de múltiples variables en conjunto. Un trazo por sí solo nunca define una personalidad, porque nuestra escritura es como la viñeta del cómic de nuestra manera de ser. No obstante, hay ciertos indicadores que requieren atención. Uno de ellos es el exceso de letras “bonitas”, aquellas que simulan una perfección estética que no responde a la espontaneidad natural del gesto gráfico. Esa artificialidad puede reflejar rigidez, necesidad de control, adaptación extrema al entorno o una desconexión entre el yo auténtico y el yo social. No se trata de desconfiar de la belleza, sino de preguntarse si es una armonía genuina o una máscara. La escritura espontánea, como el pensamiento, no es perfecta. Y en esa imperfección está precisamente lo más valioso.
Por ello, El código de la escritura nos ofrece las claves para utilizar con eficacia el mapa de personalidad como una herramienta que nos permite avanzar con seguridad al autoconocimiento.
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