El (invisible) PSOE y los envoltorios
Por Magdalena Cabello , 27 junio, 2014
Han pasado ya, casi sin darnos cuenta, demasiados años desde que la política dejó de ser -de significar- un dilema constante entre fuerzas de izquierdas y derechas. El motivo de que el debate continúe «en cartel» es tan solo el instrumento necesario para reflejar un pluralismo político que no existe y una lucha entre masas divididas.
El que Madina -precandidato para liderar el PSOE- haya conseguido hoy más de 15.000 avales para conseguir dicho cometido ha protagonizado numerosos titulares en la mayoría de medios de comunicación. Unos tiempos difíciles para el partido, una búsqueda de «regeneración democrática» que repiten hasta la saciedad, un lavado de cara: un sinsentido.
¿Por qué debe ser inmediato este cambio? ¿Por qué buscan nuevas caras? ¿Por qué ahora justamente Rubalcaba sale por la puerta del Congreso para refugiarse en la universidad, cansado, hastiado de la política?
Porque estas preguntas son las que se precisan que nos hagamos. Nada de esto es importante, nada de las caras nuevas, nada de que unos se van y otros vuelven. Nada de la izquierda ni viceversa. Ni rojo ni azul, ni amarillo. La política no es un instrumento burocrático ni administrativo que gestiona datos y quita y pone caras nuevas con infinitas esperanzas de volver a ganar escaños, popularidad, etc. Es el arte de hacer justicia entre toda la población. Es la acción sobre la acción y la voluntad de un grupo de personas que luchan por el bienestar común. ¿Les suena esto de algo en las noticias de Madina?
Más aún hoy, este año, esta década, estos tiempos en los que las desigualdades crecen progresivamente y, paralelamente, nos cuentan una y otra vez que la mejora se acerca. Nos quieren apretar el cinturón pero ellos -sistema político y económico-solo llevan suaves lazos de adorno. Propuestas, planes, soluciones, organización, cultura, aprendizaje, colaboración: acción. ¿Les suena esto de algo en las noticias de Madina?
Se ha hecho necesario un sistema de justicia universal y de economía solidaria (en términos de José Luis Sampedro) que arranque de raíz el salvajismo que nos abraza diabólicamente. No son necesarios los cambios hacia caras nuevas y discursos parafraseados pero con la misma letra. No es necesario Madina, ni Pedro Sánchez, ni Perico de los Palotes. El cambio necesario es desde abajo, desde la gente, y desde arriba, desde las mentes.
La barbarie ya no dispone de izquierdas ni derechas, por eso el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español ya hace tiempo que se dieron la mano, estrecharon sus suaves lazos y dijeron sí al sistema económico que lo único que globaliza es el beneficio económico. Por eso el PP se puede respetar, porque están haciendo lo que ya se sabía que, en relación a sus objetivos, iban a hacer. Por eso el PSOE es un partido deshecho, un socialismo invisible, un obrero inexistente y un español sin más remedio.
Por eso estos dos grandes pilares, sustento del sistema económico español, ya no tienen sentido. Madina consigue 15.000 avales para liderar el PSOE y Cero soluciones, Cero propuestas, Cero planes para reflotar el país; para evitar desigualdades, para crear empleo, para no echar a los jóvenes, para gestionar eficazmente la educación y la sanidad.
¿Le suena de algo esto a Madina? No vale el cambio de envoltorio porque el caramelo sigue podrido.
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