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Entrenadores de ceniza

Por Miguel Ángel González , 19 febrero, 2014

César Luis Menotti

En mi casa, cuando las cosas no iban demasiado bien, mi padre se proponía dejar de fumar. Creía que eliminando el consumo de nicotina todo volvería a la normalidad.

La primera vez que lo intentó fue el día que perdió el empleo en el que había pasado los últimos doce años de su vida. Llegó a casa a última hora de la tarde y nos reunió a su alrededor. Tras contarnos lo ocurrido agarró con firmeza el paquete de Marlboro que guardaba en el bolsillo de su camisa y lo vació arrojando cada uno de los cigarrillos por el inodoro, como si esa simbólica acción contuviera las respuestas a todas las preguntas que pudiéramos hacerle.

Volvió a fumar muchas semanas antes de ser contratado en una nueva empresa, pero a pesar del nefasto resultado de su experimento, continuó sorteando cada obstáculo que la vida le ponía en su camino lanzando un paquete de tabaco por la ventana.

A veces pienso que el mundo del fútbol es una gran familia en la que, en determinadas ocasiones, los dirigentes se comportan como mi padre y los entrenadores se convierten en una cajetilla de ducados o de camel.

Pepe Mel llegó al banquillo del Real Betis Balompié el verano del 2010. En el año de su debut logró ascender al equipo a primera división e incluso consiguió alcanzar los cuartos de final de la Copa del Rey, siendo eliminado por el Fútbol Club Barcelona. La siguiente campaña el equipo encadenó diez derrotas consecutivas; pese a lo convulsa que fue esta situación, la directiva decidió confiar en su cuerpo técnico y su fidelidad se vio premiada al lograr la salvación matemática a falta de tres jornadas. La temporada pasada, realizando un fútbol vistoso y elegante, terminó en séptima posición, clasificándose de ese modo para competir en la Europa League.

En la jornada 15 de la presente campaña la directiva del Betis decidió destituir a su entrenador. Nueve partidos después el equipo solamente ha logrado sumar 4 puntos de los 27 disputados, lo que le ha llevado a hundirse en la última posición de la tabla sin que ninguno de los dos entrenadores que han llegado tras el despido de Mel hayan logrado reconducir la situación.

En la temporada 2004/05 Rafael Benítez abandonó el timón del Valencia Club de Fútbol para probar suerte en la Premier League. Este desajuste llevó al equipo a realizar una campaña gris, acabando en séptima posición sumando únicamente 58 puntos. Al año siguiente la directiva Che intentó cambiar el rumbo del club iniciando un proyecto a largo plazo bajo las órdenes de Quique Sánchez Flores, al que se le encomendó la difícil tarea de devolver a la escuadra a la Liga de Campeones.

En su primera temporada el entrenador madrileño cumplió sobradamente con su cometido, logrando alzarse a la tercera posición, sólo superado por el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona, y sumando 69 puntos, 11 más de los logrados la anterior.

En su segundo año, la directiva le puso como objetivo continuar en la misma línea en la competición doméstica y hacer un buen papel en el campeonato europeo. En la liga el Valencia terminó en cuarta posición, sumando 66 puntos, clasificándose de ese modo para la siguiente Champion League. Competición en la que, además, cuajó una meritoria participación; se clasificó como primero de su grupo y logró eliminar al Inter de Milan en la siguiente ronda, siendo el único conjunto español en alcanzar los cuartos de final, puesto que el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona cayeron en octavos. Finalmente se quedó a un paso de disputar la semifinal, al ser eliminado por el Chelsea por un único gol de diferencia.

Pese a estos logros la directiva decidió prescindir de los servicios de Quique Sánchez Flores antes de terminar la primera vuelta del siguiente campeonato. Tras su destitución se nombró como entrenador interino a Óscar Fernández, que ocupó el cargo únicamente dos jornadas, después se contrató a Ronald Koeman, que llevó al Valencia a pelear por evitar los puestos colistas, terminando la temporada en décima posición quedando sólo a 8 puntos del descenso.

No es necesario bucear en la historia para evidenciar estos datos, basta con remontarse a la temporada 2011/12, en la que los tres equipos que descendieron a segunda división fueron el Real Racing Club, el Real Sporting de Gijón y el Villarreal Club de Fútbol. El primero de ellos inició la campaña con Héctor Cúper como entrenador, cesándole en la jornada 14 para contratar a Juanjo González, quien fue destituido en la jornada 26, siendo reemplazado por Álvaro Cervera. El Sporting, por su parte, despidió a Manolo Preciado, quien había logrado ascender al club a primera división y mantenerlo en la élite durante tres temporadas consecutivas, fichando en la jornada 22 a Iñaki Tejada, que a su vez fue sustituido por Javier Clemente en la jornada 24. Finalmente, el Villarreal comenzó la liga con Juan Carlos Garrido en el banquillo, en la jornada 18 se seleccionó a José Antonio Molina como su recambio para, por último, contratar a Miguel Ángel Lotina en la jornada 29, quien tras lograr ganar únicamente 2 partidos de los últimos 10 disputados llevó al equipo castellonense a segunda división.

Quizá esto explique el motivo por el que yo, que nunca he sido fumador, sienta una enorme tentación de encenderme un pitillo cada vez que un medio de comunicación anuncia el despido de un entrenador de fútbol.


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