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Gallardón, su adiós a la política

Por Alicia Ibarra Gámez , 24 septiembre, 2014

«La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados», decía Groucho Marx. Esta es la frase que mejor definiría la carrera política de Alberto Ruíz Gallardón, un modus operandi inteligente, que a la vez es un arma de doble filo; y sin ninguna duda, la reforma de la ley del aborto le ha hecho herida.

El ya exministro de Justicia también fue presidente y alcalde de la Comunidad de Madrid. En estos puestos ha tenido la habilidad magistral de crear problemas y aplicar soluciones inadecuadas: poner parquímetros excesivamente caris en la capital, promover obras faraónicas como las de los Juegos Olímpicos 2016 o remodelar la autopista M-30 vulnerando el cauce del río Mazanares, según afirma el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM); aunque sin duda, lo más polémico ha sido la reforma de la ley del aborto. «A los políticos sólo se les puede juzgar políticamente, no éticamente» escribía Ortega y Gasset. Por tanto, intentaré centrarme en analizar sus pasos dentro de la política y no en el debate moral que supone la nueva reforma de ley.

No sería justo recordar a Gallardón sólo por los proyectos fallidos, también habría que reconocer sus cualidades como político: su capacidad de adaptación y el saber echar pulsos contra aquellos que no han pensado como él, como ha pasado con Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy. Aunque lo que más define al exministro es su adaptabilidad, su capacidad para posicionarse también le ha dado grandes éxitos: más al centro durante su mandato en la Comunidad de Madrid, robando votos al Partido Socialista, o más a la derecha para sacer adelante la ley del aborto.

Por tanto, no deja de ser curioso que dichas cualidades hayan desaparecido sin más y que tire la toalla durante el discurso de dimisión, diciendo que deja la política. Esperanza Aguirre pronunció palabras similares hace unos meses y actualmente sigue haciendo política, como ella misma afirma. ¿Es un adiós definitivo de Gallardón o sólo un descanso para recuperarse del desgaste sufrido? No podemos saberlo, pero parece extraño que el exministro deje la política. Hay que destacar que en ese mismo discurso también declaró que deja el cargo en el Ministerio de Justicia porque «hizo lo que el partido le pidió que hiciera», insinuando que con la reforma de ley le habían dejado con el culo al aire. Y quizás lleve razón.