¿Iremos al Cielo o al Infierno?
Por Juan F. Trillo , 29 enero, 2021
Twitter/@judithmateo
He aquí un ejercicio entretenido: Pregúntense a ustedes mismos si cuando mueran irán al cielo o al infierno. Es una pregunta retórica, no me salgan ahora con que son ateos. La cuestión es hacer una autoevaluación honesta de cómo ha sido nuestro comportamiento en términos generales. Voy a dar por supuesto que la mayoría llegan a la conclusión de que “irían al cielo”, porque todos somos bastante indulgentes con nosotros mismos.
Pero aquí es donde llega la pregunta clave: ¿Hemos sido buenos porque elegíamos serlo o lo hemos sido porque nos obligaban? Esto es de gran importancia y a pesar de que muchos piensen que el resultado es el mismo, en la práctica no es así. Veámoslo con un ejemplo: el reciente concierto de El Drogas, en Madrid, sala Barceló, y unos meses antes, el de Raphael. En ambos casos, una asistencia multitudinaria; en ambos casos —según parece— las medidas de seguridad cumplían con la normativa; y, en ambos casos, las redes sociales hierven ante la irresponsabilidad de las autoridades por “permitir tales eventos”. Poco más o menos, lo mismo que pasó con las Navidades, que ahora todo es decir que por qué no se pusieron mayores restricciones.
Y es que, en momentos críticos como los que estamos viviendo, es crucial que quienes forman parte de una sociedad determinada se comporten de la manera que más beneficie a la comunidad, haya o no leyes que les obliguen a ello. Y aquí es donde, en nuestro país, pinchamos la mayoría. Aquí solo nos portamos bien, cuando nos retuercen el brazo —metafóricamente hablando— y si en algún momento lo único que nos dan son unas recomendaciones sensatas, hacemos lo que nos sale de las narices, porque, al fin y al cabo, “no está prohibido, ¿verdad?, pues lo hago”.
Así que esto es, en esencia, lo que caracteriza a una sociedad madura: que sus miembros actúan de forma responsable sin necesidad de que ninguna autoridad se lo ordene, ni les vigile las veinticuatro horas del día. Valdría la pena que en los días de confinamiento que están por venir, reflexionásemos sobre ello.
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