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Lo que viene a ser… sexo

Por Natalia Méndez , 14 marzo, 2014

VAMPIRO<<Cada persona es un mundo>>, crecí con esa idea y cada día me convenzo más. Los libros eróticos, tras el boom de 50 Sombras de Grey, están en las estanterías y mentes de muchas, incluyendo todas esas prácticas que desconocíamos, nos sonaban o no nos atrevíamos a desvelar. Pero el erotismo y las parafilias (entendida como patrón de comportamiento sexual fuente de placer) no acaban en el BDSM, ¡ni mucho menos!, por ello vamos a descubrir alguna de las más “corrientes”:

Con y entre humanos, más adelante entenderéis el por qué de esta separación, existe la somnofilia, que la tienen aquellas personas que solo sienten placer sexual con personas dormidas (llegando a despertarlas o no depende de cada uno). También tenemos la agorafilia, o tracción por practicas sexo en lugares públicos.

Hay gente que se excita viendo parte de la pareja, o la ausencia de ella; quiero decir, la acrotomofilia es la atracción por los miembros amputados; con la apotemnofilia la atracción es por ser a quien se le amputa un miembro; y la amelotasis por quienes tienen falta de algún miembro.

Hablando de muerte tenemos la hibristofilia, que los que mejor la conocen son los condenados al corredor de la muerte en EE.UU., ya que consiste en excitarse por aquellas personas que hayan cometido un crimen. También el vampirismo, caracterizado por la excitación sexual por ver, sentir o ingerir la sangre de la pareja sexual; sí, todos tenemos en mente a Drácula. Y, por último, todos conocemos la necrofilia.

Cuando en el acto sexual no solo participan personas, sino que su amor por las nuevas tecnologías o los elementos mecánicos ha sido muy interiorizado, hay que nombrar el tecnosexualismo, o androidismo, consiste en alcanzar el placer sexual o sentir atracción por robots, o cualquier entidad de inteligencia artificial. De hecho existen androides diseñados con la única intención de ser compañeros sexuales, donde Japón es el pionero. En cuanto al mundo del motor podemos señalar dos fetiches distintos: la mecafilia y la amomaxia. La primera se basa en tener sexo con automóviles, y hablar de mecafilia es hablar de Edward Smith, quien admite haber tenido sexo con más de 1000 coches desde que cumplió los 15 años. Mientras que la amomaxia es la excitación sólo cuando la relación sexual se practica dentro de un coche, llevan al extremo la necesidad adolescente.

Y para el final he dejado el amor por la naturaleza, y quienes más involucrados están con ella son los sendrofílicos, que solo se excitan al “frotarse” con árboles y arbustos; los zoofílicos (creo que no necesita definición).

Estas son solo unos cuantos ejemplos de lo que hay suelto por ahí; ahora solo nos queda descubrir cuál es la, o las, nuestra y la de nuestra pareja; ¡y a disfrutar!

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