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Novela romántica: ¿una moda de amor o una necesidad de amar?

Por Redacción , 30 marzo, 2014

POR ALONSO BARÁN

Es indudable que la novela romántica está en su punto álgido en nuestros días. No hay más que ver la enorme profusión de blog´s de literatura que siguen esta temática en comparación con los de otros géneros literarios. Ahora bien, deberíamos preguntarnos porqué se demanda tanto la literatura romántica.

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A los que nos gusta leer, nos apetece que nos hagan sentir emociones, eso es lo que caracteriza lo que “nos parece” arte bueno del malo: que no nos resulte indiferente, que nos haga sentir, pues sentir es vivir.

Entonces, si la literatura romántica tiene una demanda tan fuerte hoy día, ¿es porque en nuestra sociedad hay poco amor? ¿Se debe a que la gente prefiere leer amor a vivirlo? Desde luego resulta mucho menos arriesgado y frustrante saborearlo a través de los libros que en directo, aunque menos intenso.

O, ¿se debe a que el amor idealizado de las novelas es más sugerente que las relaciones de las que podemos disponer en nuestro entorno?

Sea como fuere, la novela romántica vive un momento dulce y en esto ha tenido mucho que ver el público juvenil, que ha llevado al éxito sagas como Crepúsculo. Pero no olvidemos que el amor entre criaturas fantásticas y vulgares humanos existen desde que el hombre ama, y lo podemos encontrar, por ejemplo, en la Antigua Grecia y sus mitos de uniones que engendraban a híbridos semidivinos como Hércules.

Por eso creo que el éxito actual de la literatura romántica se debe al público juvenil que disfruta de la fórmula del romanticismo vampiros y doncellas, y no de mitos griegos o tragedias Shakesperianas.

Pero no hace falta regresar hasta la Antigua Grecia o rastrear a las criaturas de la noche para encontrar romanticismo. Sin ir más lejos, ayer en Madrid se celebró el certamen literario 152 Rosas Blancas, al que se presentaron 337 relatos románticos de los cuales se seleccionan una centena y media para su publicación en una antología.

El premio gordo se lo llevó Rumbo a ti de Ascensión García Nuño, pues el premio para ganador el concurso consiste en un contrato para publicar una novela romántica con Divalentis, la editorial promotora del certamen.

Cabe imaginar la emoción que sintió Ascensión García Nuño al escuchar su nombre como ganadora del certamen, yo estaba presente y he de reconocer que me resultó entrañable ser testigo de la alegría de esta burgalesa.

Mi sorpresa fue mayúscula cuando me enteré que no solo la autora ganadora firma el contrato con una editorial.  Ni mucho menos, pues 150 Rosas, la edición del certamen del año anterior, fue la llave que abrió la puerta de otros tantos contratos con diferentes editoriales para los autores que se ganaron con sus relatos formar parte de la antología 150 Rosas.

Mi enhorabuena para esta iniciativa de la editorial Divalentis, no sólo porque su certamen literario se ha convertido en el pistoletazo de salida para nuevos talentos, sino porque demuestra que es posible el éxito dentro el mundo de la literatura romántica ante adversarios tan temibles como los vampiros y hombres lobo. Por estos motivos, con solo dos ediciones, se ha convertido en un certamen literario de referencia.

Sergio Guinot y Ascención García

En el acto de ayer viernes 28 de marzo, se encontraba Javier Romero, el ganador del año anterior, y me acerqué a él para hacerle una pequeña entrevista improvisada.

Javier RomeroHola, Javier, Gracias por atenderme.

No, no gracias a ti, Alonso. No me esperaba esta sorpresa.

Un hombre que escribe novela romántica, ¿por qué elegiste este género?

Pues igual que una mujer al final. Yo creo que todos tenemos esa parte romántica y es tan solo ser capaz de plasmarla. No nos engañemos. Nosotros, por mucho que pensemos que vamos de fuertes y tal, somos igual de románticos que las mujeres.

Desde luego que sí, macho. ¿Crees que nos encontramos ante una moda de literatura romántica?

Yo creo que no es ninguna moda, el romanticismo se lleva viviendo desde el comienzo de los tiempos.

Ya, ya, pero centrémonos en la novela, tío.

(Javier se ríe) A eso iba, a eso iba. La novela romántica lleva escribiéndose desde hace siglos, no hablamos de años, hablamos de siglos de novela romántica. Entonces todo esto va a la par, yo creo que va a seguir subiendo por lo que te he comentado de que nos hemos destapado los hombres y cada hay más romanticismo en la sociedad.

¿Tienes muchos lectores masculinos? ¿Hay hombres que te dicen “tío, qué buena tu novela”, o son mujeres las que se te acercan?

(Javier se ríe) No. Siempre son mujeres.

Me lo imaginaba.

En eso nos sigue costando sacar la cabeza. Tanto como lector y no te cuento nada como escritores, es complicado. Tiene una parte buena y una parte mala, evidentemente. A mí me gusta estar en un mundo exclusivo de mujeres porque como siempre digo me siento una más. Me han aceptado, me han acogido y solamente espero poder corresponder con mis novelas.

Seguro que sí. ¿Qué es lo más difícil de escribir de la novela romántica?

Yo creo que lo más difícil de escribir romántica es no dejarse llevar por la parte autobiográfica. Eso es lo más duro. Ponemos muchísimo sentimiento en lo que escribimos, es de lógica. Lo malo es plasmar demasiado de ti, llega un momento en el que tú conduces al personaje y debe ser al revés. Como dicen mis compañeras escritoras, los personajes nos dicen lo que tenemos que escribir y ellos al final son los que marcan su propia personalidad.

Qué gran verdad, macho. Ya para terminar, recomienda algún libro de romántica a los lectores.

Por supuesto el mío, el que acabo de publicar con Divalentis y que se titula “Dónde tú no estés”. Espero que guste mucho. Y aparte, yo soy mucho de Federico Mocha y muchísimos de romántica histórica y romántica paranormal. El problema no es decir un título, es decir un género. Elige el género que te guste y encamínate. Tiene muchos, no sólo es el cliché de la romántica contemporánea. Son muchos los géneros, para todos los públicos y todos los gustos.

Bueno, pues muchas gracias, tío.

Nada, gracias a ti. 

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