Nueva Carta sobre el comercio de libros
Por José María García Linares , 3 abril, 2014
“Un error que siempre veo cometer a quienes se dejan llevar por las máximas generales es el de aplicar a la edición de un libro los principios de la manufactura textil. Esas personas razonan como si el librero pudiera fabricar según la proporción de sus ventas y no tuviera que enfrentar más riesgos que las extravagancias del gusto y los caprichos de la moda” (Diderot, Carta sobre el comercio de libros).
Hace justamente un año, la editorial Seix Barral recuperaba la Carta sobre el comercio de libros, un texto que publicó Diderot en 1763 mediante el cual se acercaba, de forma muy crítica, al mundo de la producción y compra-venta de libros. El autor, el lector, el librero o los derechos de autor son, entre otros, los palos que toca el escritor francés, y resulta ciertamente interesante porque plantea una serie de cuestiones fundamentales no solo para su época, sino, igualmente, para nuestra contemporaneidad en tanto en cuanto son el testimonio de un tiempo y una realidad que poco tienen que ver con la volatilidad del hoy y con un mundo del libro que parece desvanecerse o derramarse entre las redes y los bits de la postmodernidad.
La Carta… está escrita en un momento en el que el “atrévete a saber” kantiano ha triunfado finalmente y en el que la cultura libresca abre puertas no solo intelectual, sino también socialmente. Ascender en una formación social determinada ya no es cuestión de linajes ni de títulos nobiliarios. Es una cuestión meramente de identidad individual. Valores como la razón, la virtud o el humanismo permiten, pues, el progreso social. La escritura y la lectura son, en definitiva, símbolos de la cultura ilustrada. Es también en el siglo XVIII cuando se acuña con carácter general el término ‘literatura’ tal y como lo hemos estado empleando hasta hace no mucho tiempo, es decir, condicionada por el tiempo y por unos medios de producción determinados que generan categorías como la del autor o el lector, inexistentes en otras épocas. Una ‘literatura’ que es, además, hija de la imprenta y que no puede ser concebida sin la figura del editor y sin los correspondientes circuitos de distribución.
Los tiempos, por tanto, en los que se escribe la Carta… poco tienen que ver con los que vivimos en esta segunda década del siglo XXI. Cuando Diderot habla de literatura lo está haciendo sobre algo muy diferente a lo que nosotros designamos hoy con esa misma palabra. Incluso el concepto de libro es distinto. Si mantenemos que el discurso literario es radicalmente histórico, si surge en unas condiciones socioeconómicas e históricas determinadas (aparición de los mercados, de la imprenta, del negocio editorial), surge inmediatamente la cuestión de si se puede seguir hablando de literatura cuando analizamos una obra hipermedia, hipertextual o transmedia.
Este es el contexto en el que ve la luz la Nueva Carta sobre el comercio de libros, publicada recientemente por la editorial Playa de Ákaba. Son 28 autores los que, con el texto de Diderot al fondo, reflexionan sobre cuestiones tan candentes como el futuro del libro, el pulso libro digital / libro analógico, los problemas de las descargas ilegales, la necesidad de repensar los derechos de autor, el papel del editor en un contexto como el actual, el olvido de los lectores, la cosificación absoluta del libro, etc. Y Playa de Ákaba lo hace, como todo lo que publica, adaptándose a los nuevos tiempos y ofreciendo el texto en formato digital, a un precio tan competitivo como 2’99 € , además de la edición tradicional. Un texto, pues, que parece relevante y que, si no ofrece, evidentemente, todas las respuestas, sí que plantea soluciones contemporáneas a problemas igualmente contemporáneos. Es, posiblemente, uno de los libros de esta primavera.
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