El despertar de la bestia

No estoy contento con la caída en picado de Ciudadanos. Corren “memes” divertidos sobre Rivera y Arrimadas después de las elecciones del pasado domingo. Pero no estoy alegre ya que la debacle de “Naranjito” se ha dado por el aumento de escaños de su antiguo adversario, el PP y por la subida espectacular de la extrema derecha, Vox.

La perorata de la catalanofobia de Rivera y los suyos ha sido engullida por Vox, que se erigía sin complejos como fuerza política opositora de los independentistas y sin pararse ahí: Son los derechos humanos en general que se ven amenazados por este auge del partido liderado por Abascal.

Ya no sólo es una élite gobernante neoliberal que quiere privatizar la educación, la sanidad, las pensiones y perpetuar la precariedad laboral, sino que además, con su discurso xenófobo, machista y homófobo coarta las libertades que se han conseguido con la tenacidad de las diferentes fuerzas de izquierda y/o de los diversos movimientos sociales. Imponer la cadena perpetua, prohibir el aborto y poner la mili obligatoria son algunas de sus políticas “sociales”. Y como guinda del pastel, en algunos de sus actos vetan la entrada a canales de información que no les son afines.

¿Se les debería expulsar de los medios de comunicación? ¿Ilegalizar el partido? ¿O habría que dejar las cosas como están? La cuestión que se me presenta no es ética-moral, sino estratégica. ¿Cómo los paramos?

España ya es todo un país europeo, tan sólo le faltaba una ultraderecha potente en el Congreso.

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